Como agua de mayo esperaba el sector del aceite de oliva las manifestaciones de Deoleo, que ha publicado esta semana su balance del primer semestre del año y que para la empresa que embotella Hojiblanca, Carbonell o Koipe, además de varias marcas potentes del mercado italiano, supone un varapalo tremendo para la mayor comercializadora de aceite de oliva del mundo.
Pierden 9,7 millones de euros cuando las estimaciones para 2023 habían sido de un escenario en el cual la empresa ganase dinero. Entre las razones esgrimidas por Deoleo, las que todos conocemos, pero principalmente un desplome del consumo del aceite de oliva.
Estiman que han vendido un 21,9% de aceite menos en la primera mitad del año, lo cual ha repercutido en su volumen de facturación a pesar del aumento del precio del aceite.
La sequía, una cosecha corta y el aumento de los costes, derivados tanto de la situación en Ucrania como del escenario inflacionistas y los altos tipos de interés estarían detrás de la tormenta perfecta en la cual el aceite de oliva parece prohibitivo.
Sin embargo, según la publicación de Deoleo, no es sólo prohibitivo ahora: va a serlo más. O eso consideran, asumiendo que van a tener que repercutir los costes en el consumidor final, explicando que se ha producido "una erosión en los márgenes que no ha podido ser compensada por el incremento de precios".
Mientras tanto, Deoleo ha conseguido controlar los precios al consumidor final gracias, según explican, "al traslado parcial a los clientes del incremento de los precios experimentos en toda la cadena", atribuyendo también este mérito de no disparar el precio a "la solidez de las marcas del grupo y a la eficiencia mostrada por toda la cadena de suministro de la compañía".
Sin embargo, puede que estemos ante el fin de los brotes verdes y que el escenario de final de año vuelva a poner el aceite más caro si Deoleo, finalmente, acaba repercutiendo sus costes de producción de manera más directa en el consumidor final mientras mantiene un tira y afloja con los agricultores.
Este ha sido el elemento diferenciador que ha derribado las previsiones de Deoleo, que pretendía estar en números verdes al menos hasta 2026, según sus estimaciones, y obteniendo beneficios.
La repercusión en la sombra de los costes financieros
La noticia, evidentemente, es mala para el sector porque Deoleo es el mayor comercializador de aceite de oliva del mundo y tres de sus marcas son potentísimas referencias en la gran distribución como sucede con Carbonell, Hojiblanca y Koipe. Además, también son los propietarios de las marcas italianas Bertolli y Carapelli, fundamentales tanto en el mercado italiano como en el mercado internacional.
No obstante, hay una letra pequeña en el mensaje de Deoleo para explicar sus pérdidas netas en lo que va de año: la novación de la deuda de la compañía incrementó el gasto financiero en ocho millones de euros. Una cifra que podría justificar las cuentas de Deoleo que, no obstante, no contaba con que 2023 fuera un año de pérdidas.
Entre medias, una polémica que ya se agitó hace varios meses cuando Ignacio Silva, CEO de Deoleo, al afirmar que "el litro de aceite se vendería a 24 euros si todos ganásemos tanto como los agricultores". Unas palabras que no sentaron bien en el sector, especialmente en la fase productiva, y que inflamaban ya en junio una llama que ahora parece imposible de apagar.
Imágenes | Deoleo