En un mundo edulcorado y azucarado, parece que todas las formas de implementar el sabor de cualquier producto pasan por recurrir al azúcar o, en su defecto, a alguno de sus parientes edulcorantes, generalmente artificiales, para compensar el regusto goloso que muchos piden.
También se puede renunciar al azúcar y buscar otras formas naturales de endulzar, pero todos sabemos, por muchas trampas que nos hagamos al solitario, que sigue siendo meter azúcares añadidos.
Miel, sirope de arce, sirope de agave, miel de palma, pasta de dátil… Que determinados ingredientes procedan de la naturaleza no significa que no tengan azúcar para dar y tomar.
Por eso, cuando como cualquier tipo de fruta y quiero que tengan un extra de 'dulzor' sin necesidad de meter azúcares añadidos, tengo clara cuál es la especia que mejora la película.
Da igual que sean frutas de invierno como la manzana o la pera. También, como es evidente, me da un poco igual que sean frutas de verano. Ciruelas, melocotones, paraguayos, nectarinas, albaricoques… El eterno territorio de las frutas de hueso es muy agradecido si están maduras, pero si están algo más verdes de la cuenta pueden ser un pelín ingratas.
Sabemos de sobra que no es un drama comprar algunas de estas frutas un poco más verdes de la cuenta. Básicamente por, como te hemos contado otras veces en DAP, tratarse de frutas climatéricas o, lo que es lo mismo, porque siguen madurando una vez recolectadas.
Esto hace que, por ejemplo, unos melocotones un pelín verdes y algo duros, en cuestión de días ya puedan estar perfectamente maduros y sean un festín veraniego al que resulta difícil resistirse.
Sin embargo, si quieres mejorar cualquier fruta, darle un punto dulce y no echar azúcar, la solución es fácil: canela en polvo. He de decir que detesto el uso abusivo de la canela en postres de huevo y lácteos como las natillas o el arroz con leche.
Si los pido es porque quiero ese postre, no a la capa de canela que flota sobre ellos como medusas en una playa mediterránea en pleno mes de agosto. No obstante, un toquecito de canela molida sobre un bol de fruta troceada permite mejorar el sabor de una fruta un poco verde y, como la sensación que nos da la canela es de algo habitual en los postres, recuperemos ese perfil ligeramente dulce que puede convertir un melocotón o un paraguayo verde en una pequeña fiesta.
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