Las hamburguesas son las reinas del fast food, con permiso de la pizza, y un elemento indispensable en muchas gastronomías como la estadounidense. Sin embargo, las hamburguesas cometen un pecado capital habitual: son aborrecibles si las queremos comer frías.
Al contrario de lo que podría pasar con la pizza, las hamburguesas soportan muy mal un día de nevera. Se quedan lacias, sin brillo, aplastadas y el hecho de recalentarlas tampoco suele mejorar el resultado.
Una hamburguesa recién hecha es una maravilla, pero tenerla que someter al drama del recalentado hará que, en el mejor de los casos, esté ligeramente comestible. Nunca nada parecido a cómo está recién hecha, claro.
Sin embargo, si no queréis cejar en el empeño de disfrutar de una hamburguesa recalentada, hay maneras de intentar conseguir un resultado más o menos satisfactorio. ¡Ojo! insistimos en el matiz de más o menos satisfactorio.
Intentar recuperar por completo una hamburguesa tras una noche de frigorífico es una tarea ingrata en la que, por mucho que lo intentemos, rara vez va a quedar como en su versión original.
De hecho, parte del secreto de cómo recalentar una hamburguesa para que, al menos, esté comestible, está en saber entender sus ingredientes. Lógicamente, cuantos más ingredientes –y diversos sean–, más complicado va a ser recalentar la hamburguesa. Por contra, si tiene pocos ingredientes, la tarea será algo más amable.
Lo que sí os advertimos es que recalentar una hamburguesa es tedioso y nos salga más a cuento darle un calentón rápido en el microondas. Si no quieres pagar ese peaje, lo que te recomendamos para recalentar una hamburguesa en casa es que la desmonte.
Sí, como has leído: desmóntala. Separa los panes, la carne, el queso que puedas, la parte vegetal y, sobre todo, elimina la mayor parte posible de salsas que hayan podido quedar en ellas.
Una vez que la tengas desmontada, nuestra recomendación es que recalientes los trozos de carne en el horno –bastarán seis o siete minutos a unos 180 ºC– o que, si lo prefieres, calientes los trozos de carne en una plancha o sartén muy caliente durante un par de minutos, lo suficiente para que recuperen temperatura y textura.
Aparte, vuelve a tostar el pan –valdrá en una tostadora– y luego monta de nuevo la hamburguesa. En este sentido, es mejor sustituir los vegetales originales por vegetales 'nuevos' que hayamos cortado en ese momento.
En caso de que además haya complementos como cebolla frita o similares, también conviene añadirlos desde cero y no recalentarlos, pues no van a quedar bien. Lo mismo que sucede con las salsas, que es mejor volver a agregar a recalentar.
Lo que sí es seguro es que la peor idea de recalentar una hamburguesa es calentarla entera, ya sea en microondas, en el horno o en freidora de aire. Principalmente porque por tipo de producto, textura o humedad algunos van a quedar chiclosos, otros demasiado correosos y otros van a ser desagradables a la mordida.
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