Quizá menos populares como picoteo que otros frutos secos como las almendras o los cacahuetes, las avellanas son también un bocado delicioso y nutritivo que además podemos usar en multitud de recetas. Se pueden encontrar ya tostadas, pero recomendamos ferviertemente adquirir avellanas crudas para disfrutar al máximo de su sabor y frescura. Y salen mucho más baratas.
Comprar avellanas nacionales con su cáscara a granel sería la opción ideal, aunque también podemos aprovechar el formato del fruto seco ya pelado pero en crudo, en este caso siendro preferible optar por un producto envasado en atmósfera protectora, que mantenga al máximo su frescura. Los frutos secos se enranciar rápidamente cuanto más se procesan, por eso merece mucho la pena tostarlas al momento en nuestra cocina.
Enteras, picadas, molidas o trituradas para hacer una crema o mantequilla casera, praliné o un untable goloso de cacao, las avellanas se pueden emplear como las más populares almendras en todo tipo de elaboraciones, y nos gustan especialmente como aderezo de ensaladas, muesli y granola, panes y dulces, pues son una delicia sobre todo si se combinan con chocolate. La mayor dificultad viene al lidiar con su piel, algo molesta y poco estética.
La piel fina que recubre el fruto seco se puede retirar fácilmente y de forma rápida una vez hemos tostado las avellanas al momento. Hemos probado en casa dos métodos diferentes aunque similares, y ambos pueden dar buenos resultados sin tener que invertir demasiado tiempo en la tarea.
Cómo tostar avellanas en casa
Solo necesitamos una fuente de calor potente pero no excesiva, que las tueste de manera homogénea sin quemarlas. En nuestra guía específica sobre el tostado de frutos secos en general ahondamos más sobre el proceso, pero para una ración pequeña o media de avellanas recomendamos básicamente dos métodos: al horno o en una sartén.
El horno es el método más cómodo pero también puede gastar más energía y hay riesgo de que nos despistemos y se quemen en un instante. Lo recomendamos usar si ya lo hemos encendido para otro menester o vamos a hornear otra cosa a continuación; en caso contrario puede ser más económico y fácil usar la placa de cocina.
Para tostarlas al horno necesitamos una bandeja lo suficientemente amplia como para que no se amontonen los frutos, preferiblemente metálica o de vidrio, que transmiten mejor el calor. También es más recomendable un color clarito, para que no se quemen tan rápido, no muy profunda y con borde fácil de agarrar. Bastarán unos 12-15 minutos en horno prealentado a 175-180ºC.
En la sartén, mejor si es de hierro fundido o inoxidable, sin recubrimientos antiadherentes, también se recomienda que no se amontonen en exceso. Tenemos que calentarlas, removiéndolas suavemente, a temperatura media, siempre pedientes de que no se quemen por abajo.
Cómo pelar las avellanas tostadas
Sea cual sea el método elegido, hay que pelarlas en caliente. Para ello podemos usar un trapo o paño de cocina viejo o de poco valor, limpio y que no huela a detergente o suavizante; solo tenemos que envolverlas aún calientes en la tela y removerla con suavidad sobre la mesa. La mayoría de pieles habrán salido, aunque el paño estará bastante manchado.
Nos gusta más -por comodidad- usar el método del colador o rejilla. Todavía con las avellanas algo calientes, tenemos que situarlas sobre un colador de malla resistente encima de un recipiente, y remover con las manos, frotándolas suavemente pero con firmeza. Las pieles más pequeñas y quebradizas caerán al cuenco, aunque nos tocará separar las avellanas peladas de las pieles más grandes.
El mismo método podemos usar con una rejilla de enfriar de repostería, con la ventaja de que las aberturas más grandes provocarán que casi todas las pieles caigan abajo. Aconsejamos colocar una lámina de papel de horno o una tabla que se pueda limpair fácilmente.
Para conservarlas durante algunos días sin perder demasiado sus propiedades recomendamos esperar a que se enfríen por completo antes de guardarlas en un recipiente de vidrio de cierre hermético, mejor si podemos hacer efecto vacío extrayendo el aire con algún dispositivo de corto plazo. En climas húmedos o temporadas de calor, mejor en la nevera.
Recetas para usar las avellanas tostadas
Es difícil resistirse a devorar varias avellanas recién tostadas, frescas, aromáticas y muy crujientes, pero no conviene darse un atracón de golpe. Lo suyo es usarlas en recetas específicas, como ya hemos mencionado al principio. Moler las avellanas ya tostadas y peladas nos darán un acabado más intenso y de color más suave. Estas son algunas de nuestras favoritas:
- Crema de cacao y avellanas saludable
- Mendiants de chocolate
- Bombones fáciles de mazapán con corazón de avellana
- Bizcocho de avellana y chocolate negro
- Galletas de avena, coco y avellanas con miel
- Galletas fáciles de aceite con avellanas
- Bizcochitos de avellana y mandarina
- Bizcocho sin azúcar de zanahoria, avellana y almendra
- Bizcocho vegano de zanahoria y avellana
- Ensalada de cuscús, brócoli y vinagreta de naranja
- Hojaldre de espinacas, setas y frutos secos
- Kringle de mermelada de cerezas y avellanas
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