Algunas personas, han dejado de consumir lácteos o han reducido su consumo sustituyendo productos como la leche, el queso o la mantequilla por otros productos de origen vegetal. Hay varias razones para hacer esto: problemas de intolerancia a la lactosa, principios morales, alimentación vegana, etc. Con independencia de la postura de cada uno y el respeto hacia la elección de la forma de alimentarse de cada cual, hay que dejar claro que las bebidas de avena y otras llamadas leches vegetales no son productos lácteos (ni podrán llamarse así desde ahora).
Es curioso como cambia la percepción de lo que es y lo que no es saludable con el paso de los años. Influidos por la difusión de mitos y bulos, la industria alimentaria manipula con frecuencia a los consumidores para dirigirnos hacia el consumo de unos y otros productos de forma que lo que hoy es sanísimo pasa a ser malo o poco saludable, consiguiendo que muchos cambien sus hábitos de alimentación hacia uno u otro producto, muchas veces de forma cíclica. Así hemos etiquetado como buenos o como malos a productos como el pescado azul, el aceite de oliva, los productos lácteos, el pan y otros alimentos, dependiendo del momento o de los intereses de los productores y la distribución.
Las llamadas leches vegetales
Productos como las bebidas de avena, de soja y otras llamadas leches vegetales han ido apareciendo en el mercado y son elegidos por multitud de personas en la creencia de que son más saludables que los productos lácteos de origen animal, tales como la leche de oveja, de cabra y por supuesto, la más consumida, la leche de vaca.
Entiendo que las personas con intolerancia a la lactosa opten por ese tipo de productos, en el sentido de que no contienen ese azúcar, aunque puedan elegir comprar leche de vaca sin lactosa, pero muchas veces, quienes consumen este tipo de bebidas lo hacen en el convencimiento de que son productos más sanos que la leche y no tiene por qué ser así.
Las bebidas vegetales son sanas y saludables y consiguen un aporte de proteínas y vitaminas muy interesantes en lo nutricional, pero no son productos lácteos y no pueden sustituir el consumo de estos alimentos, ya que los aportes de calcio, y otros nutrientes son muy diferentes como nos contaban nuestros compañeros de Vitónica en una interesante comparativa entre leche y esta clase de bebidas que nos mostraba lo que nos aporta cada una de ellas.
Confusión de los consumidores
Al denominarlas como leche, y peor aún, al colocarlas en los supermercados en los mismos lineales que los productos lácteos, se produce una confusión que puede hacer que los que la compran crean que están comprando un producto lácteo cuando no es así.
Para evitar esta confusión, la Unión Europea ha prohibido dicha denominación, mediante una Sentencia del Tribunal de Justicia que prohibe que las bebidas de origen vegetal ya no puedan comercializarse a partir de ahora con el nombre de leches o productos lácteos. La denominación de leche, queso, mantequilla, yogur, etc está reservada exclusivamente a los productos de origen animal.
Importancia de los productos lácteos
Con independencia de este cambio en las denominaciones, es importante recordar que no tiene sentido tomar leche sin lactosa si no se es intolerante como tampoco lo tiene tomar productos sin gluten si no se es celíaco o se tiene intolerancia al gluten pero, es un hecho que -aunque sea una opción personal alimentarse como uno considere oportuno-, el consumo de lácteos ha bajado de forma alarmante en los últimos años, quizás porque muchas personas eligen otras bebidas en lugar de la leche y otros productos mal llamados lácteos en lugar de tomar queso, mantequilla, etc.
La leche y otros productos lácteos son importantes en la dieta por su contenido en lípidos, proteínas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales como el calcio, el potasio, el magnesio, el zinc y el fósforo. Algunos colectivos como los deportistas, los niños y adolescentes, las mujeres y las personas en la tercera edad, obtienen especiales beneficios del consumo de productos lácteos.
Cuándo consumir productos lácteos
Los momentos habitualmente asociados al consumo de productos lácteos son el desayuno, la merienda -evitando la bollería industrial- y cuando se hace deporte, ya que la leche aporta hidratación natural y vitaminas.
Al hablar de estos productos y momentos de consumo, hay que recordar lo que es obvio. Las bebidas de avena y otras llamadas leches vegetales no son productos lácteos (ni podrán llamarse así desde ahora), con independencia de que son productos interesantes tanto en lo nutricional como en lo organoléptico y pueden ser una buena opción para consumir, pero sin confundirse nunca y sin entender que son un sustituto de los lácteos.
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