Pelar una calabaza ya no será difícil después de aprender este truco de chef, aunque no tengas pelador

Da igual el tipo de calabaza que quieras cocinar, con el microondas te puedes ahorrar lidiar con la piel

Calabaza
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Las calabaza no son precisamente verduras amables de cara a su preparación cuando las compramos en piezas enteras. Cual melón o sandía -recordemos que son todas cucurbitáceas-, estas hortalizas tienen en su piel o corteza dura su gran virtud, pues aguantarán muchas semanas sin abrirlas, pero también nos lo ponen algo difícil a la hora de lidiar con ellas. Por suerte, hay trucos en la cocina que facilitan la tarea con atajos de andar por casa.

La calabaza tipo cacahuete o butternut es la más sencillas de preparar, con su piel dura pero muy fina y lista; solo necesitas un pelador manual de forma en Y, de calidad decente, para ir sacando la piel como a tiras -como si pelásemos un calabacín o lo cortásemos en láminas-, pero la cosa se complica con calabazas de piel gruesa y rugosa. Y trocearlas es otra historia.

En crudo son hortalizas muy duras que, además, al ser normalmente de gran tamaño, no es nada sencillo cortarlas o despiezarlas en cubos, mitades o gajos. Si tenemos movilidad reducida o debilidad en las manos será aún más difícil, por no hablar de peligroso al hacer demasiada fuerza con un cuchillo sin tener mucha estabilidad. Para ahorrarnos todos estos problemas, podemos recurrir al truco del microondas.

Es en realidad la misma idea que muchos chefs nos han enseñado para pelar fácilmente un tomate o una patata: imitar el resultado de 'escaldar', cocinar muy ligeramente el vegetal para ablandarlo. Solo hay que calentar en microondas la calabaza cortada por la mitad, o con la pieza que tengamos abierta, mejor sin semillas, durante 10 minutos a potencia máxima, aproximadamente. El tiempo dependerá del tipo de calabaza, su edad y nuestro aparato, pero con un par de pruebas daremos fácilmente con el punto.

Pincha la pulpa con cuidado para no quemarte para comprobar que está blanda, no cocida, y podrás sacar su carne con mucha más facilidad, cortándola con un cuchillo o incluso usando una cuchara si se ha quedado más blanda, como si fuera un mango. La idea es que aún esté parcialmente cruda para poder incorporarla a la receta que quieras preparar.

Imagen | Freepik/fahrwasser 

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