Tres maneras fáciles de espesar la salsa de tomate, ¡se acabó la salsa fina!

Guerra declarada a las salsas líquidas y desleídas

Espesar Salsa Tomate Tres Trucos
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Espesar una salsa de tomate puede ser un drama. Casi tanto como enfrentarse a una salsa desligada, sin cuerpo y con poco encanto, que flaco –y nunca mejor dicho– va a hacerle a su compañera de plato.

Baratas, sencillas y todoterreno, las salsas de tomate están presentes en una infinidad de platos, tanto de clásicos de la cocina española, como el bacalao con tomate hasta 'recetas' más viajeras como podrían ser las clásicas preparaciones con pasta de la cocina italiana, donde, por ejemplo, no vamos a olvidar a la salsa boloñesa.

También sucede con la salsa napolitana, que también lleva una base de tomate, y que conforma uno de los primeros cimientos de lo que podría ser una lasaña de carne. Más allá del terreno de la pasta, la realidad de la salsa de tomate es que nos puede mejorar cualquier tipo de plato.

Basta en pensar en el clásico arroz con tomate, uno de los recuerdos de infancia más habituales, o en los no menos tradicionales macarrones con tomate. Sin embargo, hay opciones para que nuestra salsa de tomate o nuestro tomate frito nunca más nos vuelvan a quedar finos, desleídos o acuosos y eso, sin esforzarnos más de la cuenta, se puede conseguir por tres caminos.

1º Espesar una salsa de tomate con tiempo

El tiempo no todo lo cura, pero casi todo lo espesa. La paciencia y las horas suelen ser las mejores amigas de cualquier preparación culinaria, concentrando sus sabores a costa de reducir la presencia del agua.

Precisamente lo que deberíamos hacer si queremos tener una salsa de tomate intensa y espesa: mantener a fuego lento los tomates que hayamos utilizado, para que vayan perdiendo todo el agua, hasta que solo quede la 'carne' de nuestras jugosas hortalizas.

2º El truco del tomate concentrado

A veces en la cocina podemos tomar atajos que no resultan un pecado. Es lo que sucede, por ejemplo, cuando recurrimos a tomate concentrado. Podemos hacerlo casero o podemos comprarlo ya preparado, pero ciencia no tiene ninguna.

Lo único que debería haber aquí es tomate, que alguien –tú o la industria de turno– ha cocinado al máximo, reduciendo su porcentaje de agua a un nivel ínfimo, y multiplicando así el sabor y la textura del tomate.

3º El truco del almidón

Hay un elemento capaz de engrosar cualquier salsa en cuestión de segundos y no es otro que la harina. Sin embargo, utilizar harina de trigo para espesar una salsa de tomate no es solo difícil, sino también un riesgo si tenemos celíacos o intolerantes al gluten en casa.

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Por eso, la mejor alternativa para no dar sabor y espesar una salsa de tomate está en el almidón de maíz. Basta desleír una cucharada sopera de maicena con dos cucharadas de agua fría, mezclar bien y añadir a la salsa de tomate.

Imágenes | Freepik

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