Liba, eglefino, merlán, burro o anón, estos son algunos de los nombres que se utilizan para nombrar a este pescado de mar, aunque estoy segura que habrá quien le conozca por otro nombre. Aunque ambos pertenece a la familia de los gádidos, un eglefino no es un bacalao, tiene un aspecto similar pero es me menor tamaño y su carne es de menor calidad.
Puede medir entre 30 y 110 centímetros de longitud, pero lo habitual es encontrarlo de 50 a 70 centímetros y con un peso de 300 a 500 gramos. Su dorso es verde o púrpura oscuro, sus laterales grises, su vientre blanco y presenta una mancha negra bajo la primera aleta dorsal.
Esta englobado dentro del grupo de los pescados blancos, dado su bajo contenido graso. Su comercializa fresco, congelado, ahumado, seco y salado, se suele cortar en rodajas o a filetes. Aunque su carne no es de la misma calidad, en un gran número de ocasiones, es comercializado con el nombre de bacalao, sobre todo cuando ahumado, salado o cuando se vende ya limpio y cortado en filetes.
Se puede cocinar de forma similar al bacalao y la merluza, preparándolo a la plancha, asado y acompañado de patatas, salsa, pimientos y otras hortalizas. Es un pescado muy popular en el Reino Unido, donde se comercializa sin cabeza, cortado en sentido longitudinal y ahumado; se le llama “haddock“.
Foto | Wikipedia – Gdr
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