Nubes, malvaviscos, marshmallows, masmelos, jamoncitos, esponjas, fringuel… Los nombres para definir a esta curiosa golosina son muchos y, sin embargo, todos se refieren a lo mismo.
Lo mejor de todo es que el primer nombre, que nos traslada a las series y películas estadounidenses, ha sido el más popularizado pero nada tiene que ver con una hierba con la que a veces se confunde.
Para que haya confusiones hoy vamos a preparar la receta de malvaviscos caseros, que luego podréis comer como siempre, o tostarlos ligeramente a la barbacoa como hemos visto en decenas de películas.
No es una receta complicada, pero sí tiene un punto crítico que veréis que es fácil de resolver y que tiene que ver con el merengue que necesitamos para esta sencilla preparación. Aún así os recomendamos tener varillas eléctricas o una batidora con accesorio de varillas.
Primero hidratar las hojas de gelatina en agua muy fría en un bol, mientras tanto, hacemos un almíbar poniendo el azúcar con el agua en un cazo a fuego medio.
También recomendamos tener un termómetro de cocina a mano, pues nos vendrá bien para hacer el merengue. Para hacerlo, debemos tener el almíbar a 115 ºC y la clara montada a punto de nieve.
Este es el punto más crítico de la elaboración, pues debemos llegar a la vez, así que conviene controlar bien el almíbar.
Cuando esté la clara montada, empezamos a añadir el almíbar a hilo sobre el bol de la clara montada y vamos mezclando con las varillas, pero a menos velocidad que antes, dejando caer un hilo fino y constante de almíbar sobre ellas.
Así cuajaremos las claras y haremos que el merengue se estabilice cuando se enfríe. Tras verter todo el almíbar, seguimos varillando a velocidad media mientras el merengue se enfría.
Mientras se comienza a enfriar, sacamos las gelatinas hidratadas del agua y bien escurridas las ponemos en un cazo a fuego suave hasta que se fundan.
Cuando estén bien fundidas, las añadimos al merengue junto a la esencia de vainilla y seguimos varillando. Cuando empiece a estar cada vez más denso por la acción de las gelatinas, es el momento de sacarlo.
Cogemos una placa de horno o recipiente rectangular, donde daremos forma a los malvaviscos. Lo pintamos con aceite de girasol y encamisamos con la mezcla de azúcar y almidón de maíz.
Vertemos el merengue sobre el molde, aplanamos todo lo posible y espolvoreamos más mezcla de glace y almidón. Dejamos enfriar a temperatura ambiente completamente antes de cortarlos.
Cuando esté totalmente frío lo cortamos al gusto que queramos, metemos en un bol, añadimos parte de la mezcla de azúcar glás y almidón y ya estarán listos para consumir.
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Con qué acompañar los malvaviscos caseros
Ya sea para un cumpleaños infantil o para llevarlos a una excursión, estos malvaviscos son perfectos para comerlos tal cual están, aunque también se pueden hacer a la barbacoa.
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