Los scones son unos tradicionales panecillos dulces que, a lo largo y ancho del Reino Unido, se sirven con el té de media tarde. Se preparan con ingredientes muy básicos y su masa no requiere amasado ni reposo, así que son muy fáciles y rápidos de preparar.
Hoy he dado una vuelta de tuerca a la receta tradicional y he añadido a la masa puré de calabaza y especias varias (nuez moscada, clavo de olor, canela y jengibre). El resultado son unos scones de calabaza delicados que entran sin sentir. El aroma que desprenden durante el horneado es tremendo, preludio de lo exquisitos que están.
Cuando mejor están es el día que se preparan, pero aguantan bastante bien el tipo 24 horas más si los guardas en un recipiente hermético. Si te gustan templados, mi recomendación es que les des un golpe de calor en la freidora de aire de un par de minutos. Suficiente para que el exterior se vuelva crujiente de nuevo y el interior se mantenga jugoso.
En un recipiente amplio y hondo mezclamos la harina con el baking powder Royal y todas las especias, incluído un pellizco de sal. Cortamos la mantequilla en pequeños dados (es importante que esté muy-muy fría) y la agregamos. Trabajamos la masa con las yemas de los dedos para integrar la mantequilla sin calentar los ingredientes. Tenemos que obtener una especie de migas, no una masa homogénea.
Mezclamos la créme fraîche, el huevo, el puré de calabaza (bien escurrido), el azúcar moreno y la esencia de vainilla. Incorporamos esta mezcla al recipiente anterior y la integramos con ayuda de un tenedor, sin tocar la masa en exceso para que, como he comentado antes, no se caliente.
Transferimos la masa a una bandeja de horno forrada con papel sulfurizado y, con las manos enharinadas, formamos un disco de unos 3 cm de alto. Después lo cortamos en ocho porciones con un cuchillo afilado y ligeramente engrasado. Separamos cada porción, dejando espacio entre ellas para que no se peguen al crecer en el horno.
Tomamos un poco más de créme fraîche y pincelamos con ella los scones, después los espolvoreamos con azúcar al gusto. Por último los pasamos al horno, precalentado a 200-205ºC con calor arriba y abajo, y los cocemos durante 25 minutos o hasta que estén ligeramente dorados.
Para el glaseado calentamos la mantequilla y la miel enun cacito, sin que llegue a hervir. Lo retiramos y agregamos el azúcar glas, tamizándolo con un colador de malla fina. Removemos y listo para usar. Cuando los scones estén atemperados los decoramos con el glaseado o los tomamos tal cual. El glaseado es completamente opcional, aunque aporta un punto dulce extra muy rico.
Con qué acompañar los scones de calabaza
El mejor acompañamiento para estos scones de calabaza es una taza de té negro con una chispa de leche, al más puro estilo británico. Nada nos impide servirlos con otras bebidas, claro está. Café, leche, cualquier otra infusión, un pumpkin spice latte...al gusto de cada cual. Están deliciosos recién hechos y reposados unos minutos, ligeramente atemperados, cuando la capa exterior cruje y en interior está jugoso y tierno. Un manjar que no os podéis perder.
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