El postre italiano más universal, con permiso del gelato -que juega en una categoría propia-, es tan famoso que son innumerables las versiones del mismo que vemos a diario. Nada puede, sin embargo, igualar a la receta tradicional del tiramisú, muy sencilla pero con un hándicap: el obligado tiempo de reposo.
Este obstáculo se salva con su adecuada planificación y organización en la cocina, aunque ya sabemos que la vida real a menudo nos come y llegan las prisas, los contratiempos, el caos y la falta de previsión. Si tú también estás dominando el arte de la improvisación, no renuncies a servir un delicioso tiramisú solo porque te falta tiempo. Tenemos una alternativa a nuestro alcance.
Il vero tiramisú classico se monta en pocos minutos, pero necesita varias horas de reposo en la nevera para que se asienten los sabores y, sobre todo, para alcanzar la firmeza necesaria que nos permitirá cortarlo en porciones dignas sin perder esa seductora cremosidad. Un tiramisú mazacote es un crimen contra Italia y el buen gusto, y tampoco buscamos una versión deconstruida.
En Francia este postre también triunfa y en Marmiton proponen dos recursos para ahorrar tiempo, cambiar el formato de presentación y recurrir al congelador.
La idea es, partiendo de la misma receta con los mismos ingredientes, montar el tiramisú en porciones individuales usando vasitos, copas o cuencos de postre, y llevarlos al congelador unos 20 minutos antes de servir.
Ojo, mucho cuidado con pasarse de tiempo, o podrían empezar a congelarse. Con 20-25 minutos será suficiente para que hayan alcanzado la consistencia adecuada saltándonos el reposo de varias horas, aunque recomendamos atemperarlos entre dos y cinco minutos antes de llevarlos a los invitados.
Y si tienes todavía más prisa, siempre puedes probar la receta de vasitos de tiramisú, que con Thermomix salen aún más rápidos en un imprevisto.
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