Este verano, la freidora de aire me está sacando de muchos apuros y permitiendo darme caprichos dulces sin morir de calor. Al brownie en freidora de aire o el flan de huevo en freidora de aire, sumo ahora una nueva receta: cookies americanas. Un clásico de la repostería de EEUU al que han caído rendidos todos los confines del planeta.
Cookies hay de muchos tipos, pero estas son las clásicas con trocitos de chocolate. Mis favoritas. Con su punto justo de dulzor y un interior cremoso y tierno que contrasta con la capa crujiente que se forma en el exterior.
Una delicia. Se pueden preparar también en horno tradicional, solo hay que aumentar la temperatura a 180 ºC. El resto de la receta es igual. Te cuento cómo las hago yo.
Introducimos la mantequilla y el azúcar en un recipiente amplio y hondo y batimos con unas varillas eléctricas hasta obtener una masa cremosa. Añadimos la clara de huevo, un pellizco de sal y la esencia de vainilla. Batimos de nuevo a velocidad baja solo para integrar.
A continuación incorporamos la harina y la levadura química, a través de un tamiz o colador, y removemos. Picamos el chocolate y lo incorporamos. Podemos usar chips de chocolate y ahorrarnos este paso, al gusto. Cubrimos el recipiente con film y lo guardamos en la nevera un par de horas.
Transcurrido este tiempo porcionamos la masa en diez piezas de igual tamaño y las boleamos. Colocamos cinco de ellas en el cestillo, cubierto con papel vegetal, dejándolas separadas entre sí porque se explandirán con el horneado. Programamos 12 minutos a 150ºC. Tienen que quedar ligeramente doradas.
Esperamos un par de minutos antes retirar las cookies del cestillo, porque están muy tiernas, y pasarlas a una rejilla de enfriado. Mientras se atemperan preparamos otra tanda con el resto de al masa, siguiendo las mismas indicaciones. Servimos las galletas cuando estén bien reposadas y frías.
Con qué acompañar las cookies americanas en freidora de aire
A estas cookies americanas en freidora de aire les va de fábula un vaso de leche fresquita tal cual. Son perfectas para una merienda dulce o para la sobremesa, con el café, y no podríamos decir que no a un desayuno ocasional si nos levantamos con el cuerpo goloso. ¿Cómo las tomarías tu?
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