Tengo el sabor de ciertas magdalenas caseras grabado a fuego en la memoria con cierta nostalgia. Cuando era niña entraban en casa en momentos muy puntuales para alegrar desayunos y meriendas, y eso las hacía mucho más especiales. Mis magdalenas favoritas son como estas integrales de espelta y maíz, con sabor a pueblo, a recuerdos de antaño.
El usar harinas integrales y azúcar moreno no es pretensión de hacerlas saludables -siguen siendo dulces de repostería aunque tengan más fibra-, lo que me interesa es el sabor y la textura. Con buen aceite de oliva y sin necesidad de cargarlas de azúcares, estas magdalenas son esponjosas, aromáticas y perfectas para mojar en leche o una taza de café.
Preparar una bandeja o recipientes con moldes para magdalenas, usando cápsulas de papel o equivalentes de silicona, como más nos guste. Salen unas 12-14 unidades de buen tamaño; también podemos preparar 12 magdalenas medianas y unas 6 de tamaño mini.
Disponer los huevos con el azúcar moreno en un recipiente y batir con batidora de varillas durante, al menos, 5 minutos, o más. Tiene que crecer el volumen y estar muy esponjoso. Agregar el aceite, la leche, la ralladura de limón y la vainilla, y batir un par de minutos más.
Aparte mezclar con unas varillas manuales las harinas con la canela, la sal y la levadura, para quitar los grumos. Añadir esta preparación a la masa principal y batir a velocidad baja hasta incorporar ambas por completo.
Repartir la masa en los moldes, llenándolos hasta 3/4 de su capacidad. Dejar reposar unos 30 minutos en una zona fresca de la cocina. Si las dejamos más tiempo o hace calor, hay que guardarlas en la nevera, pero tendremos que dejar que recuperen temperatura fuera antes de hornear para no crear un gran choque térmico.
Precalentar el horno a 220 grados con calor arriba y abajo. Espolvorear con azúcar moreno cada magdalena por encima si se desea. Hornear a media altura durante unos 15-18 minutos, hasta que hayan crecido bien y estén doradas. Podemos hacer la prueba del palillo para asegurarnos de que están bien cocidas.
Sacar del horno, esperar uno o dos minutos, desmoldar y trasladar a una rejilla para que se enfríen por completo. Guardar en un recipiente hermético o congelar de forma individual una vez estén frías.
Con qué acompañar las magdalenas integrales de espelta y maíz
Pocos consejos hay que dar para degustar unas ricas magdalenas integrales como estas. La niña que hay en mí me pide tomarlas con un vaso de leche -sin lactosa, en mi caso- y cacao puro en polvo, pero también están deliciosas con el café con leche de las mañanas, una infusión de tarde o lo que más nos apetezca. Aguantan muy bien varios días si no hace mucho calor.
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