Todos los años, aprovecho el final del verano para preparar una buena cantidad de conservas con las que sobrevivo el resto del año. Finales de agosto y principios de septiembre es el momento de hacer conservas de tomate, aprovechando que este producto está de plena temporada, y disfrutando del mismo cuando tiene mejor sabor y mejor precio.
En lugar de utilizar en invierno las variedades de invernadero, -no me quedará más remedio para las ensaladas- cuando voy a hacer salsas y guisos en los que interviene este ingrediente, aprovecho para usar mis frascos de conservas que consiguen que mis platos tengan un sabor más potente, más auténtico.
El verano es tiempo de tomates
Aunque nos hemos acostumbrado a tener tomates todo el año, el tomate es una fruta de temporada que tiene su mejor momento entre los meses de julio y septiembre, siendo agosto el momento en que está más en su punto y a mejor precio, bajando incluso de los 75 céntimos por kilo.
Ahora es el momento de comprar una buena cantidad de tomates y preparar conservas con ellos. Yo os voy a explicar mis tres tipos de conservas de tomate habituales, que podría completar con una cuarta, ya que también me gusta hacer mermelada de tomate.
1. Conserva de tomate triturado.
El tomate de temporada tiene mucho más sabor y si lo trituramos, tendremos su esencia lista para usar cuando nos convenga para hacer salsas, guisos, o para tomar como zumo o preparar cócteles como el Bloody Mary, cuando pasa la época de los gazpachos. Para hacerlo, trituramos los tomates con la batidora o el robot de cocina, añadimos dos cucharaditas de zumo de limón por cada kilo de tomates y procedemos a meterlo en botes de conserva que cierren herméticamente
2. Conserva de tomates pelados enteros
Basta con escaldar los tomates para pelarlos y meterlos dentro de los frascos esterilizados. Después añadimos un par de cucharaditas de zumo de limón y cerramos, poniendo al baño maría para que queden los frascos bien herméticos. También podeís rellenar los huecos con más tomate triturado, que os vendrá muy bien cuando queráis hacer salsas de tomate.
3. Conserva de salsas de tomate
El tomate frito de mi casa es consecuencia directa del que hace mi madre, que fue quien me enseñó a hacerlo despacio y triturarlo con el pasa puré para que quede perfecto de textura y sabor. Sea esa receta o cualquiera de las salsas de tomate -con cebolla, puerro, etc- que os guste, una vez preparada la salsa podemos meterla en frascos y hacer cómo os indicaba antes.
Además, también podemos hacer conservas de tomate mezclado con otros productos. Por ejemplo, mi salsa de tomate con chocolate y vermut es un clásico en casa. También me gusta aprovechar este mes para preparar un buen pisto y guardarlo en frascos tal como os hemos indicado antes.
4. Mermelada de tomate
Hacer una mermelada con tomate es posible, igual que con otras frutas. Esta mermelada la podéis usar en recetas de aperitivos, como guarnición para croquetas y otros fritos y podréis disfrutarla durante todo el año.
¿Qué necesito para hacer conservas de tomate?
Lo que yo hago en casa es ir guardando los frascos de cristal de mermeladas, mayonesas, espárragos etc que me vienen muy bien todo el año para guardar sobras, caldos caseros etc. Después los relleno tal como indicaba antes y listo para disfrutar de tomate de calidad durante todo el año. También uso los clásicos botes heméticos con juntas de goma o silicona que se encuentran a muy buen precio en Ikea, tiendas de todo a un euro y similares.
Para dejar las conservas bien cerradas, herméticas y esterilizadas, los cuezo bien cerrados durante unos 30 minutos al baño maría, que extiendo a 45 minutos si son botes de kilo. Con todo esto ya solo falta ir al huerto o bajar al mercado, aprovisionarnos de buenos tomates y empezar a hacer conservas de tomate para todo el año.
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