Originariamente la tartiflette es una receta francesa de la zona de Saboya. Fue creada en 1980 y divulgada por el sindicato interprofesional del queso reblochon con el objetivo de promover el consumo de este queso. Hoy en día se ha convertido en una receta popular a lo largo y ancho del país y también fuera de él. Y es que ¿a quién no le gusta un pastel de patata, beicon y queso?
Nuestra versión del tartiflette no lleva queso reblochon sino queso brie, que nos ha resultado más fácil de encontrar. El sabor del reblochon es más punzante y marcado, así que si lo encontráis no dudéis en haceros con él para preparar la auténtica tartiflette.
Cocemos las patatas enteras y sin pelar en abundante agua con sal. Cuando estén casi tiernas las retiramos del agua. Dejamos atemperar unos minutos antes de pelar y trocear en láminas, cuadraditos o al gusto. Las depositamos en un recipiente hondo. Pelamos y picamos finamente las cebollas, las agregamos al recipiente con las patatas. Removemos con cuidado y agregamos el vino blanco.
Cortamos las lonchas de beicon en tiras y doramos en una sartén. Lo añadimos a la mezcla de patata, cebolla y vino. Retiramos la corteza del queso y cortamos en tiras finas. Engrasamos un molde de horno con mantequilla y montamos la tartiflette, alternando capas de la mezcla de patata, sal y pimienta, queso y nata liquida. Cocemos en el horno, precalentado a 180ºC con calor arriba y abajo durante 20-30 minutos o hasta que la superficie esté dorada.
Con qué acompañar la tartiflette
Como mejor está la tartiflette es recién salida del horno y después de unos minutos de reposo. Al llevar bacón es un plato bastante completo, por lo que una ensalada verde puede ser un buen acompañamiento o alguna otra elaboración ligera. Una copa de vino, tinto o blanco, le va de maravilla.