Aunque Galicia haya cobrado fama mundial a base de sus mariscos y de la carne de ternera, la cual es de extraordinaria calidad, lo cierto es que el día gallego, si hablamos de carne, tiene mucho más que ver con el cerdo y con el pollo que con el vacuno.
Imprescindible en platos como el caldo gallego, el juego que da la carne de cerdo en la cocina gallega es casi infinito e, incluso, vemos que se manifiesta en tradiciones como la del cocido de Lalín, donde despliegan un despiece del gorrino que parece un puzzle y donde cabe casi de todo.
Sin embargo, no todos los clásicos de la cocina gallega son recetas que necesiten horas y horas de elaboración. Algunas, quizá no tan conocidas para el gran público, se pueden preparar en apenas 20 minutos y nos van a ofrecer una cena de primera sin andarnos por las ramas.
Precisamente lo que sucede con el raxo de cerdo, que no es otra cosa que lomo de cerdo que, tras una marinada previa, gana sabor y terneza, lo cual nos permite tener una forma muy jugosa de comer lomo de cerdo sin complicarnos más de la cuenta.
Es cierto que la receta exige ese reposo previo, que puede ser una noche, pero y os decimos que no tiene ciencia. De hecho, podéis pedir al carnicero que os corte la pieza de lomo de cerdo en trozos de bocado para agilizar parte del trámite.
Lo único que hay que hacer es meter la carne en un tupper o bien filmado con una buena cantidad de aceite de oliva, dientes de ajo laminados y, al gusto, otras especias como el orégano, la pimienta, la sal y, si queréis, vino blanco. Se trata de hacer que la carne coja sabor para que al día siguiente la receta sea un éxito.
Pasadas unas doce horas, lo único que tenemos que hacer es freír la carne en una sartén y no hará falta usar más aceite, porque con el de la marinada será suficiente. Mientras tanto, podemos freír también unas patatas fritas en cubitos, o hacer un arroz blanco, que será perfecto para acompañar esta cena gallega fácil y barata.
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