Esta receta de solomillo de cerdo guisado con cebolla y vino oloroso, lo tiene todo para gustarme. Es una receta sencilla, rápida de preparar, resulta económica y está riquísima. Además, deja un aroma en el ambiente que hará las delicias de los que pasen cerca de vuestra casa. El toque de cebolla caramelizada funciona perfectamente con el vino y la carne formando un conjunto bien armónico.
El solomillo de cerdo al oloroso, lo podéis hacer con solomillo de cerdo blanco o si podéis con solomillo de cerdo ibérico, o incluso con otras piezas o cortes como la presa o el lagarto de cerdo ibérico que os darán una alegría con su mayor infiltración de grasa de las bellotas de la montanera.
Para comenzar, necesitamos trocear el solomillo en pequeños filetes o medallones de tamaño mediano, para lo cual, lo vamos a filetear en lonchas transversales, con un cuchillo bien afilado. Si es posible, utilizad solomillos de cerdo ibérico, cuya carne tiene un sabor mucho más rico y jugoso que el cerdo blanco, aunque sea más pequeño.
Cortamos la cebolla en juliana, y la ponemos en la sartén con un poco de aceite de oliva virgen extra. En cuanto los pedazos se ponen transparentes, bajamos al fuego al mínimo y dejamos que se hagan poco a poco, hasta que toman color. Añadimos entonces los trozos del solomillo de cerdo y los marcamos un poco por ambas caras, mientras la cebolla sigue haciéndose y oscureciéndose.
Es el momento de incorporar el vino de Jerez oloroso. Este vino tiene un color caramelo y un aroma muy intenso, que tomará la carne en la breve cocción que le vamos a dar. Si no tenéis oloroso, podéis usar otras variedades de vino de Jerez, un fino de uva Palomino, o una Manzanilla de Sanlúcar o similar, que le aportarán un toque parecido. Tras un par de minutos a fuego vivo, bajamos el fuego y añadimos el caldo de carne y dejamos que la carne se cocine a fuego lento otros dos o tres minutos por cada lado, mientras la salsa se va evaporando y concentrando. En el proceso, la carne se hará por dentro, quedando blanda, jugosa y llena de sabores.
La cebolla por su parte, tomará un color dorado oscuro que os va a encantar. El plato estará listo cuando prácticamente no quede salsa, tras unos seis o siete minutos desde que añadimos el caldo. Además toda el guiso lo habremos cocinado en la misma sartén, con lo que apenas habrá nada más que fregar, que también es importante.
Con qué acompañar el solomillo de cerdo guisado con cebolla y vino oloroso
Lo mejor para tomar esta receta de solomillo de cerdo guisado con cebolla y vino oloroso es acompañar la carne con una ensalada o picadillo de tomates rojos con ajo picado, pues la combinación de sabores intensos es muy agradable. Con esa guarnición, que debéis servir en plato aparte, conseguiréis que cunda un poco más el plato y que con cada solomillo de cerdo podáis ofrecer dos buenas raciones.
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