La pasta debe ser de los ingredientes más socorridos en la cocina. Nos solucionan la comida si vamos con prisas, y hay que reconocer que las salsas preparadas o el sencillo tomate frito ahorran tiempo y esfuerzo cuando se necesita. Pero preparar una buena salsa casera no tiene comparación, y no tiene por qué ser complicada, como la salsa amatriciana con la que disfrutamos de unos rigatoni en casa.
Prefiero las salsas que tienen como base el tomate, y a veces improviso añadiendo las verduras que haya por la despensa. Repasando algunos libros me di cuenta de que nunca había preparado una salsa tan sencilla como la amatriciana, típica del Lacio. Lo tradicional es servirla con bucatini o spaghetti, pero últiammente prefiero la pasta corta. Si os gusta el picante, se puede añadir una guindilla picadita que anime aún más la salsa.
Picar la cebolla y trocear la panceta. Calentar una cucharada de manteca o un chorrito de aceite en una sartén, añadir la panceta y cocinar** hasta que se dore y empiece a soltar la grasa**. Añadir la cebolleta y dorar unos minutos más.
Incorporar el tomate, removiendo bien, y salpimentar, con cuidado de no pasarnos con la sal porque la panceta ya aporta el toque salado. Cocinar todo dejando que hierva unos minutos para que espese y se deshagan los tomates.
Mientras tanto, cocer la pasta en abundante agua salada según instrucciones del fabricante. Escurrirlos bien y añadirlos a la salsa, dejando que cojan bien el sabor. Servir inmediatamente con abundante queso pecorino o parmesano rallado.
Con qué acompañar los rigatoni con salsa amatriciana
Un buen plato de pasta de vez en cuando, como estos rigatoni con salsa amatriciana, tienen perfecta cabida en una dieta equilibrada. Mejor si los disfrutamos al mediodía, con una ensalada ligera de acompañamiento o un gazpacho de primero. Plato reconfortante en invierno y muy apetecible también en verano, dejándo templar la salsa para disfrutar del frescor del tomate.
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