En su forma tradicional, el falafel es una bola hecha de garbanzos hidratados en agua con diferentes especias, hierbas e ingredientes básicos como ajo y cebolla que se fríe en abundante aceite. Es una receta típica de Oriente Medio, donde varios de sus países reclaman su autoría. Si a la masa clásica le agregamos remolacha, conseguimos un falafel de remolacha delicioso, original y adictivo.
La remolacha aporta una suavidad increíble a la masa y un toque de sabor ligeramente dulzón que le va de maravilla al resto de ingredientes. El falafel de remolacha es una receta totalmente apta para vegetarianos y veganos que podemos convertir también en apta para celiacos si usamos pan rallado sin gluten y una levadura química adecuada. Vamos a ver cómo se hace ¿nos acompañas?
Partimos de unos garbanzos hidratados y bien secos que necesitamos poner en remojo un mínimo de 12 horas. Por ello, si planeamos hacer falafel de remolacha mañana (por ejemplo) tendremos que poner los garbanzos en remojo (en abundante agua a temperatura ambientee) esta noche. De este modo estarán listos para arrancar con la receta al día siguiente.
Rallamos la remolacha y la colocamos sobre un colador de malla fina. Apretamos con el dorso de una cuchara hasta dejarla lo más seca posible. No queremos exceso de líquido porque nos quedaría una masa muy blanda, aunque se podría arreglar añadiendo un poco más de pan rallado o de harina de garbanzos.
Colocamos todos los ingredientes en el vaso de una batidora potente: los garbanzos hidratados y secos, la cebolla y el diente de ajo sin pieles, un par de cucharadas de cilantro fresco (solo las hojas) y otro par de hojas de perejil 150 g de cebolla, el comino, la harina de garbanzo, el pan rallado, la levadurra química, sal y pimenta. Trituramos hasta obtener una pasta homogénea.
Dejamos reposar la masa 30 minutos en la nevera, cubierta con papel film para que no se seque. Transcurrido este tiempo tomamos pequeñas porciones de la masa y formamos bolitas del tamaño de una nuez. Pasamos por pan rallado y freímos en una sartén con abundante aceite para freír, a fuego medio alto, en tandas de cinco o seis unidades para que el aceite no pierda temperatura. Escurrimos sobre papel absorbente antes de servir.
Con qué acompañar el falafel de remolacha
Aunque se puede comer tal cual, al falafel de remolacha le va de muerte una salsa de yogur (tan sencillo como salpimentar un yogur griego), una ensalada de hojas verdes y unos panes de pita que podemos tostar ligeramente y rellenar con lo anterior. Es recomendable acompañarlos de unas cervezas bien fresquitas y a disfrutar.
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