Siendo murciana y gran aficionada a preparar las conocidas como perdices de la huerta cuando más calor hace, cualquier variante que reproduzca la misma idea me tenía que llamar la atención casi obligatoriamente. Que sus nombres no lleven a nadie a engaño, pues son platos totalmente vegetales y que además se preparan en pocos minutos sin encender un solo fuego.
La versión en cuestión que recupero los días de más calor son estos boquerones de la huerta, que no tienen nada de pescado pero imitan la popular semiconserva española. El ingrediente estrella y casi único es el calabacín, que brilla con luz propia en pleno verano y que no nos cansaremos de reivindicar también en crudo.
La receta en sí no tiene más complicación que cortar la hortaliza imitando un poco la forma de los boquerones, en tiras ni muy finas ni muy gruesas. Tampoco tienen que quedar perfectos, pero sí procurar que sean, más o menos, del mismo grosor para lograr un resultado homogéneo.
Después tan solo hay que preparar el marinado y dejar que la nevera haga su magia, combinando buen aceite de oliva virgen extra, vinagre, sal y agua fría. Según tengamos más o menos tiempo, podemos hacer la mezcla más subida de vinagre o más diluida, para que no quede demasiado fuerte. A la hora de servir solo queda aderezar con zumo de limón, ajo y pimienta, y alguna hierba fresca como perejil.
El calabacín queda así súper crujiente, fresquísimo y con un sabor distinto al que obtenemos cocinándolo a la plancha o al horno. Es un plato ligero pero saciante, muy hidratante, para tomar sin más con buen pan para rebañar los jugos, o alguna proteína como huevo cocido, algo de queso fresco, atún o bonito en conserva o unas anchoas, salvo que seamos veganos, claro. En ese caso, le irían muy bien garbanzos cocidos o dados de tofu.
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