A raíz de la expansión de las neveras con dispensador automático de hielo y la comodidad de comprarlo industrial en cualquier tienda de barrio, quizá la costumbre de hacernos nuestros propios cubitos se está perdiendo. Pero las cubiteras o moldes de hielo pueden ser muy útiles para congelar otros productos e ingredientes, no solo con la función de enfriar bebidas.
En el fondo, estos utensilios no son más que moldes con pequeñas cavidades diseñados para albergar porciones reducidas de productos más o menos líquidos, capaces de resistir las bajas temperaturas y las condiciones de humedad específicas del congelador doméstico. Incluso el modelo más básico, el típico que siempre suele venir de serie con el frigorífico, nos puede ser de gran utilidad todo el año.
Combinándolas con bolas de congelación o recipientes herméticos adecuados para este electrodoméstico, los moldes de hielo nos ofrecen un sistema muy sencillo para conservar pequeñas dosis de aderezos, bebidas e ingredientes, en porciones perfectamente divididas, que podemos almacenar a nuestra disposición durante varios meses. Estos son nuestros usos favoritos para las cubiteras que aplicamos a diario en nuestras cocinas.
Alimentos que podemos congelar en una cubitera
1. Hierbas aromáticas frescas
Albahaca, perejil, cilantro cebollino, tomillo... Podemos conservarlas varios días en la nevera con el método adecuado, pero al final se acabarán estropeando. Congelándolas no solo alargaremos su vida útil, también podemos tener a mano un condimento fresco y muy aromático siempre que lo necesitemos, listo para usar.
Lo ideal es partir de las mejores hierbas frescas -las más pochas o en sus últimas horas de vida mejor las desechamos-, perfectamente lavadas, secas y picadas. Podemos usar una sola variedad o combinar varias, según nuestro gusto o uso deseado, y picarlas juntas, pero no demasiado. Solo queda repartirlas en los huecos de la cubitera y llenarlos con aceite de oliva virgen extra, o con mantequilla derretida.
Una vez solidificados los "cubitos", lo mejor es desmoldarlos congelados y guardar las porciones en una bolsa de congelación, cerrada herméticamente. Así podemos sacar una o dos unidades para añadirlas directamente a un guiso, salteado, o lo que nos apetezca.
2. Pulpa de ñoras o pimiento choricero
Estas dos variedades de pimiento son básicos de la cocina tradicional. La primera, también llamada pimiento de bola, es más típica en regiones levantinas, mientras que el segundo abunda más por el norte. En ambos casos son hortalizas que se secan para almacenarlas durante muchos meses, y que posteriormente se rehidratan para sacar la pulpa y enriquecer así guisos, arroces y otras recetas.
Por comodidad, resulta más sencillo preparar una gran cantidad de esta pulpa o comprarla ya envasada; el problema es que se estropeará pronto incluso si la tenemos en la nevera. Congelando pequeñas porciones en una cubitera y guardándolas en una bolsa, tendremos disponible este ingrediente para utilizarlo al instante siempre que nos haga falta. Se puede añadir a los sofritos directamente sin descongelar.
3. Concentrado de tomate o passata
La idea es la misma que en el caso anterior. El concentrado o pasta de tomate, llamado passata en Italia, donde es un básico de la cocina, se comercializa en botes o tubos pequeños porque se trata de un ingrediente muy potente, que se añade en pequeñas cucharaditas a salsas, guisos y otros platos para enriquecerlos con un sabor muy aromático.
Los botes se echan a perder en pocos días; en tubo duran más, pero aún son difíciles de encontrar en España. Prepararlo casero es una buena opción, pero solo merece la pena si hacemos grandes cantidades -y necesitaremos muchos, muchos tomates, pues debe quedar muy reducido-; de nuevo, congelando pequeñas porciones en una cubitera, tendremos el congelador bien surtido de este fantástico ingrediente.
4. Zumo de limón, lima u otros cítricos
Especialmente el zumo de limón es un aderezo habitual de multitud de recetas, también imprescindible en platos específicos o salsas concretas. Si por algún motivo se nos han gastado los limones del frutero -o estamos fuera de temporada-, disponer de su zumo congelado será un salvavidas.
Podemos también tener una bolsita con cubitos de zumo de lima e incluso de naranja, que usaremos probablemente con menos frecuencia, pero que sin duda nos vendrán de perlas en más de una ocasión.
5. Café
La mejor forma de preparar un café con hielo y no aguarlo es enfriarlo con cubitos del propio café. Si no queremos aumentar la cafeína del refresco, siempre podemos hacerlos con la versión descafeinada, evitando a ser posible la versión soluble de sobre. Se trata de no arruinar el sabor del café frío, así que congelaremos los hielos con café preparado en casa de calidad, dejándolo enfriar antes de congelarlo.
Los cubitos de café nos servirán también para elaborar postres, cócteles o para preparar granizados instantáneos, simplemente triturando en un robot o batidora potente los hielos con un poco de la bebida líquida, o con un almíbar como el que usamos para hacer limonada. Los que no sean tan amantes del sabor del café pueden echar los hielos en un vaso de leche fría.
6. Leche o bebida vegetal
¿La horchata no está lo suficientemente fría? ¿Queremos que la leche merengada sea aún más refrescante? ¿El batido podría agradecer unos grados menos? Enfriar estas bebidas con cubitos de agua solo estropearán el sabor y la textura.
Si tenemos cubitos de leche o de la bebida vegetal equivalente, lograremos lo mismo que con el café: enfriarlas potenciando aún más su sabor. Así, además, podemos jugar combinando variedades diferentes, o podemos usar estos hielos también para el mismo café, creando una bebida más suave.
7. Yemas de huevo
El huevo crudo y entero no se congela bien -podría explotar-, pero las yemas sí aguantan perfectamente la congelación, incluso mejor que las claras por separado, dado su alto contenido en grasa y menos cantidad de agua.
Por el tamaño que tienen son perfectas para depositar en moldes de hielo y congelar tal cual, mejor si las batimos ligeramente antes para romper su forma y ocupar así toda la cavidad. Estas yemas nos servirán para elaborar postres, salsas, panes y bollos o para pincelar masas y darles ese toque dorado.
8. Mantequilla tostada o clarificada
Una técnica habitual en recetas de pastelería es la de calentar la mantequilla hasta que se vuelve transparente y se torna de un color oscuro, acaramelado, con un aaroma a fruto seco muy agradable. Si solo la cocemos hasta que se separan los sólidos tendremos mantequilla clarificada -o ghee-, muy útil para para usar en platos salados.
Congelándola ya lista en pequeñas porciones no ahorraremos tener que hacer este paso en numerosas recetas. Y es una manera estupenda de aportar mucho sabor a todo tipo de salsas o platos como el risotto o pasta, o para servir con tortitas y gofres recién hechos.
9. Grasa de beicon, panceta o de ave
Puede que no sea lo más saludable, pero es indiscutible que la grasa que suelta el beicon o panceta al cocinarse tiene un sabor extraordinario. Por algo a los anglosajones les encanta usarla para cocinar en ella también los huevos, tortitas o las patatas de esos calóricos desayunos.
También aves como el pavo asado con piel, el pato o la oca dejan una valiosa grasa al cocinarse que se considera una delicatessen sabrosísima para cocinar otros alimentos. Las patatas asadas o fritas con este ingrediente son todo un manjar bien conocido en muchos países europeos.
Desperdiciarla sería un crimen; nada más sencillo que colar esos jugos para limpiarlos de impurezas y congelar la grasa pura en pequeñas porciones usando una cubitera. Después solo queda añadir los cubitos directamente a la sartén, a una salsa o guiso, o todo lo que se nos ocurra. Con su debida moderación.
10. Ajo y cebolla
Otros básicos de la cocina, que podemos tener congelados en porciones crudas incluso ya mezclamos, muy picados o triturados, o por separado y bajo diferentes preparaciones previas.
Nuestro yo del futuro agradecerá disponer de reservas de dientes de ajo confitado o asado, en el horno o en olla de cocción lenta, un manjar con una potencia aromática increíble que enriquecerá casi cualquier receta. También podemos congelar porciones de cebolla caramelizada, que es otra elaboración muy sencilla pero que exige dedicarle su tiempo.
11. Vinos y otras bebidas alcohólicas
Si has abierto una buena botella, o al menos alguna decente, y no la has terminado, no dejes que se estropee el vino abierto y aprovéchalo para tener en el congelador cubitos de esta bebida.
El hielo de vino tinto nos servirá para enriquecer muchas recetas saladas y también algunas dulces, y podemos aprovecharlo también si hacemos sangría o tinto de verano. Los rosados y blancos que se suelen servir fríos, así como espumosos como el cava, champán y otros frizzantes, pueden mantener su calidad perfectamente con hielos. Si usamos cubitos de la propia bebida, lógicamente no correrán el riesgo de aguarse.
Funcionará mejor con tragos que sean ligeramente dulces o semisecos, con acidez y aromas afrutados. Merece la pena probarlo también con sidras -de manzana u otras frutas-, así como con clásicos del aperitivo como el vermú.
12. Purés y papillas para bebés
Tardaremos prácticamente lo mismo elaborando una ración que cinco de purés y papillas infantiles. Muy útil será para la alimentación de los más pequeños disponer de porciones extra debidamente congeladas aprovechando las cubiteras de mayor tamaño, ideales especialmente para los purés de frutas.
13. Frutas trituradas, compotas y mermeladas
Hablando de purés, las frutas trituradas se emplean a menudo como ingrediente más saludable en recetas de repostería y también en salsas o guisos, como por ejemplo la manzana. Su vita útil en la nevera es corta, así que la mejor solución para no desperdiciar las sobras es congelarla en mini porciones.
Es un recurso muy práctico también para las compotas y mermeladas, que si bien se conservan mejor en frío, cuanto más azúcar tienen, nos vendrán más que bien para cuando necesitemos pequeñas cantidades para usos concretos. Por ejemplo, una mermelada de albaricoque congelada siempre es útil para glasear pasteles o pincelar masas.
14. Miso
La pasta fermentada básica de la cocina japonesa se puede congelar durante meses. Por sus características, lo habitual es que no se vuelva totalmente sólida, por lo que tendremos que conservarla dentro del molde de cubitos, pero aún así será una forma de almacenaje muy práctica.
Las cubiteras estándares ofrecen un tamaño ideal para porcionar la pasta de miso y así utilizarla directamente en la preparación de sopas, guisos o salsas.
15. Harissa, pasta de chile o guindilla, pesto y otras salsas
En sus versiones más concentradas, con forma de pasta densa, estos condimentos ofrecen una gran potencia aromática que a menudo usamos en pequeñas porciones. Es una pena que se estropeen por no poder gastarlos a tiempo; la congelación es de nuevo nuestra amiga.
Con el pesto casero, por ejemplo, merece siempre la pena hacer de más para congelar en raciones individuales, que además podremos aprovechar para enriquecer otras recetas que se beneficien de esa mezcla de sabores italianos. La misma fórmula nos servirá para otras recetas de pesto, comoe l rojo, y salsas más exóticas y picantes como la harissa o las típicas de chile.
16. Gazpacho, salmorejo, ajoblanco y otras sopas frías
Agregar cubitos de hielo al gazpacho para enfriarlo es un crimen; lo mismo se puede decir de cualquier otra sopa para ser consumida fría. Si no hemos tenido tiempo de dejarlo reposar en la nevera, es mejor comer más tarde dejándolo media hora en refrigeración que arruinarlo añadiéndole más agua.
Como solución alternativa de emergencia, podemos surtir nuestro congelador de cubitos de la misma receta previamente preparados. Ya sabemos que estas sopas sí se pueden congelar, y aunque seguiremos modificando la textura y el sabor de la preparación, no lo estaremos aguando.
17. Flores, frutas y otros aderezos decorativos
Con cubitos de hielo de agua que alberguen bonitas flores en su interior daremos un toque decorativo original y llamativo a nuestros cócteles o bebidas de verano. También podemos congelar porciones de fruta fresca, o usar bayas enteras, solas o combinadas con hierbas o especias para además dar sabor y aroma al refresco, incluso al agua sola.
Siempre hay que asegurarse de que congelamos aderezos comestibles y que están debidamente lavados. Cuando más bonitos luzcan frescos, mejor se verán en su versión helada. Arándanos, grosellas, frambuesas y pieles cítricas son buenas opciones para combinr con flores comestibles.
Cubiteras y moldes con diseños originales para todas las necesidades
Ya hemos dicho que cualquier molde de hielos nos hará el apaño para estos usos, pero si nos ponemos serios podemos elegir modelos específicos según nuestras necesidades. Hay todo un catálogo de diseños diferentes para escoger, y que siempre podemos usar también, obviamente, para hacer hielos comunes con los que refrescarnos en verano.
Este set de dos moldes para hielos Jumbo de Zoku cuentan con seis cavidades cada uno, están fabricados en silicona flexible y cuentan con una tapa para facilitar el llenado y congelación. Su tamaño extra grande es perfecto para congelar alimentos en porciones de más tamaño o preparar hielos que tardarán mucho más en derretirse.
Zoku Cubito de Hielo Unisex Jumbo Trays-Set de 2, Verde
La cubitera de Joseph Joseph también incluye una cómoda tapa que evita los molestos derrames, y además aísla de posibles olores del congelador. Además, cuenta con el sistema QuickSnap, que permite sacar directamente las unidades de hielo deseadas fácilmente sin mover las adyacentes, pudiendo extraer así solo lo que necesitamos sin tocar el hielo.
Joseph Joseph QuickSnap Plus Cubitera, Verde, Centimeters
Esta cubitera de Lékué está fabricada en caucho, que ofrece una gran flexibilidad fácil de desmoldar, pero al mismo tiempo es un material firme y resistente. Es un modelo básico de cubitos pequeños pero con un formato más rectangular alargado.
Lékué Cubitera de Caucho, Silicona, Turquesa, 14 cavidades
Este pack de Oliver's Kitchen incluye cuatro bandejas de 14 cavidades rectangulares cada una, con tapas de cierre hermético, apilables y flexibles. Un conjunto básico perfecto para darles todo tipo de uso y que cuenta muy buenas valoraciones entre los clientes de Amazon.
Oliver's Kitchen - Juego de 4 x Moldes de Cubitos de Hielo - Base Flexible para una Extracción Fácil - Tapas Apilables Antiderrames - Aptos para lavavajillas - Moldes de Silicona sin BPA
Otro formato que puede ser muy útil a la hora de enfriar botellas, botes, vasos altos o copas, es el de estos moldes alargados. El pack incluye tres bandejas con diez cavidades, fabricadas en silicona flexible y también incluyen tapas.
Los que busquen moldes especiales para hielos o congelar alimentos en porciones grandes, encontrarán muy útil este conjunto de tres moldes, con una bandeja de cubos y dos individuales para hielos esféricos de grandes dimensiones.
FYLINA Cubitos de Hielo 3 Paquetes Bandeja de Hielo de Silicona Libre de BPA Molde de Cubitos de Hielo Grande con Tapa para Whisky, Comida para Bebés, Cola, Cócteles
Y este curioso modelo está específicamente diseñado para congelar alimentos y comidas de bebé y niños pequeños. Disponible en varios colores, incluye un ebook con una guía alimentaria y recetas elaboradas por un dietista. Permite congelar purés, papillas, leche materna, fruta, etc, y se puede usar para cocinar al horno a altas temperaturas. Cada una de las nueve cavidades tiene un volumen de 75 ml, e incluye una tapa.
KIDDO FEEDO Almacenamiento para alimentos de bebé con tapa de silicona - Multi funcional; Congela comida de niños, leche materna, helados, hielos y más - eBook gratis del autor/dietista - Rosado
Fotos | iStock - Tamorlan - Marco Verch - Personal Creations - Shari's Berries - Amelia Crook
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