Alguien tendrá que explicarme por qué relacionamos el sentimiento amoroso con el corazón, cuando quizá el cerebro tenga mucho más que ver con ello; pero bien pensado quedaría algo extraño ofrecer a la persona amada un bizcocho con forma de cerebro. Así que parece que nos conformamos con una versión estilizada de una víscera que más bien parece una patata retorcida, y la convertimos en un símbolo inconfundible del amor hermoso.
Y de corazón es la forma de esta cazuela de hierro fundido esmaltado de Le Creuset, que aunque resulta muy adecuada para guisar el día de San Valentín, no se puede dejar escondida el resto del año, aunque solo sea por amortizarla. Es compatible con todo tipo de cocinas, incluso las de inducción, y tiene una capacidad de 2 litros.
Sin duda un capricho más estético que práctico pero, ¡que carajo! ¿no dijo John Paul Young que el amor está en el aire? pues en los fogones también.
Más información | Le Creuset
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