Me siento como una cría con zapatos nuevos. Ayer vi en la tele el anuncio de un supermercado de esos que podríamos llamar “low cost“ donde informaban de la oferta de una panificadora que comenzaba hoy mismo.
Ya había estado un par de veces tentada de comprarme una, pero siempre me preguntaba ¿para qué?, ¿el pan no lo hace el panadero? y siempre me contestaba, “pues para nada“ y a la panadería todos los días, por eso nunca me informé ni de su funcionamiento, ni de su precio, ni de nada en especial sobre ellas.
Pero hoy a primerísima hora de la mañana, he ido al supermercado que está en mi barrio y por fin me la he comprado. Ya tengo la panificadora en casa. Es muy grande y no sé todavía donde la voy a colocar exactamente. Pero es muy mona, plateada y negra y con un montón de botoncitos y lucecitas.
Viene con todos sus accesorios incluidos un libro de instrucciones y un pequeño librito de recetas.
Para mi gran sorpresa, además de todo tipo de panes, también puedo hacer mermeladas con la panificadora. Estoy encantada.
Después de leer muy por encima las instrucciones y el libro de recetas, me he dado cuenta que tenía que volver a salir para comprar algunos ingredientes, y poder estrenarla y hacer mi primer pan en panificadora.
Según vaya aprendido a utilizarla y vaya experimentando con ella, os iré manteniendo informados, de momento voy a leer mucho más detenidamente las instrucciones, y a prepararla para su primer uso.
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