Sin desmerecer sus costas, Andalucía es un tesoro para los amantes del turismo de interior con parajes naturales que exhiben una naturaleza exuberante en la que surgen casi de improviso multitud de pueblos y villas repletos de secretos. En la zona más occidental, en la provincia de Huelva, el Parque Natural de la Sierra de Aracena y los Picos de Aroche despliega sus encantos entre dehesas, bosques y elevaciones verdes que dibujan un paisaje de gran riqueza natural.
Y es en plena naturaleza donde aparece Linares de la Sierra como una pintoresca población fundida en armonía con ese paisaje, un pueblo de apenas unos 300 habitantes cuyos orígenes se remontan ya a tiempos de fenicios y romanos, aunque no nacería como asentamiento estable hasta finales de la Edad Media. Conocido antiguamente como El Valle Escondido, hoy, con una extensión que no llega a los 28 km2, esta villa es un ejemplo perfecto de pueblo onubense serrano que ha sabido sacar lo mejor de la tierra que lo rodea.
Las calles empedradas y sus viviendas tradicionales pintadas de blanco, salpicadas de verde y el colorido de las flores con las que decoran el pueblo sus habitantes, invitan a recorrer una población donde la conservación de su arquitectura popular le ha valido para ser reconocido como Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico.
Destaca la presencia constante del agua que riega el Parque Natural, que hace su aparición a través de la Fuente Nueva, el abrevadero y los lavaderos tradicionales que todavía utilizan a diario los vecinos para lavar la ropa y demás enseres y como punto de reunión social. Las estrechas calles enmarcadas por viviendas apiñadas se ensanchan de pronto en la curiosa plaza Juan Ramón Jiménez, donde además se alzan la plaza de toros y la iglesia de San Juan Bautista, centro neurálgico de la población.
Un restaurante Bib Gourmand y sol Repsol entregado al ibérico
En Linares de la Sierra, además, se puede disfrutar de una gastronomía envidiable en la que no solo brillan los productos ibéricos, como es de esperar en tierra de dehesas y alcornoques, sino también carnes de caza, quesos de cabra, frutas, verduras y muchas especialidades que sacan a relucir dos joyas locales, la castaña y las setas en sus distintas temporadas.
Quien busque comer especialmente bien tiene en este pueblo la opción de probar la cocina de Arrieros, un restaurante con el sello Bib Gourmand de la Guía Michelin, que reconoce a aquellos establecimientos que sirven una cocina de calidad a precios contenidos. Con el chef Luismi López en la cocina y Adela Ortiz en sala, Arrieros es además el único restaurante de Huelva con un sol de la Guía Repsol. Aunque ofrecen a lo largo del año dos menús degustación basados en los productos locales de temporada (de 45 y 55 euros), se puede comer también a partir de unos 35 euros por persona.
El restaurante se sitúa en una antigua casa solariega bien reformada que mantiene una agradable terraza cuando el tiempo acompaña, con un ambiente acogedor en el interior que mantiene el espíritu rústico pero actualizado, destacando la chimenea y los techos de madera. Arrieros tiene al cerdo ibérico como eje central de su oferta gastronómica, actualizando platos tradicionales a recetas más ligeras y actuales, recuperando también sabores perdidos y recuerdos de la infancia, siempre sacando a relucir los productos del 'terruño' y jugando con lo que ofrece cada estación.
Entre sus platos estrella destacan el carpaccio de presa, foie y vinagre del Condado, el revuelto de setas, las castañetas con curry puré de patatas, el solomillo relleno o las tradicionales poleás en la versión personal del chef.
Y después de la comida en Arrieros, nada mejor que hacer la digestión paseando por el pueblo o explorando el entorno, pues Linares de la Sierra es un punto de partida ideal para conocer la belleza del Parque Natural y sus paisajes que parecen infinitos, así como otros pueblos de la zona que también merecen una visita.
Imágenes | Restaurante Arrieros - Wikimedia Commons/Basotxerri
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