Si preguntas a un “guiri” (expresión cariñosa con la que se conoce a los turistas de origen anglosajón – por lo general – que vienen a España) qué es lo que más le gusta de España te dirá sin duda: la paella, las sevillanas y los toros. O al menos serán las únicas tres cosas que conozcan. Y la verdad, que después de pasar un mes en la playa, que no un mes de vacaciones, creo que nos lo tenemos merecido.
Sí, merecido, no porque las autoridades a través del ICEX y otros organismos no intenten promocionar fuera de España otro tipo de turismo asociado a otro tipo de gastronomía, si no porque somos nosotros mismos – o al menos los dueños de los restaurantes de la mayoría de zonas turísticas – los que replican un modelo de negocio que es aburrido, repetitivo, no barato y sobre todo de una calidad paupérrima.
Pero la culpa no solo lo tenemos por hacerlo y replicarlo si no, y hablo como turista, por ir y consumir ese tipo de gastronomía. Que sí tuviese que ponerle, no sabría cual sería.
La mala gastronomía que prefieren los turistas
A ver, sitios buenos los hay en todos los sitios, por supuesto. Y quien quiere buscar algo bueno, lo encuentra sin problemas. Osea que no es un problema el que no haya. Pero entiendo que debe haber una doble responsabilidad, una por parte del empresario de hostelería de servir otro tipo de comida y la segunda por parte de nosotros los turistas de exigir otro tipo de gastronomía.
Tenemos por un lado los restaurantes, llámese mexicano, italiano, chino, mediterráneo, etc. Sea de la comida que sea, al final la calidad media de todos los platos de la carta es la misma y es bastante pobre. Eso por no hablar de las hamburgueserías que te venden las hamburguesas como buenas y descubres que están hechas con las hamburguesas que compras en el super. De verdad, sería para dar nombres y apellidos de los locales, pero la lista es infinita.
La paella ya no es lo que era
Por otro lado, he descubierto, lo que tiene el no haber ido a la playa en los últimos 5 años o más, como la paella ya no es el plato exportable o al menos el más publicado en los carteles de mayoría de locales. Que cuando lo es, me refiero a cuando se anuncia como el mejor plato del sitio, encima son paellas de diferentes marcas que vienen pre cocinadas y solo falta añadirle el caldo y terminarla de cocinar.
Me pierdo, os decía que la paella ha pasado a un segundo plano. ¿Y quién ha ganado el pedestal de la gran novedad que tiene el local? La pizza. De verdad, en un mes, habré comido pizzas para parar un tren, pero nunca en el mismo sitio y siempre esperando que al menos esa fuese buena. Claro, mi sorpresa fue que al comerla en un italiano, me encontrase con que incluso era peor que la de un chiringuito de playa. Así están las cosas.
No puedo decir que en esta ocasión me encontrase las terrazas y locales llenos como en otras ocasiones, pero la explicación no es que el turismo se haya vuelto exigente, sino simplemente que hay menos dinero para gastar, porque me temo que el paladar del turista y la oferta gastronómica van a la par y cada vez son peores.
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