Mercado de La Bretxa, en San Sebastián-Donostia

Mercado de La Bretxa, en San Sebastián-Donostia
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Hace unos meses os hablé del Mercado de San Martín en San Sebastián-Donostia, hoy llega el momento de hablar del Mercado de La Bretxa, en la misma ciudad.

Haciendo un poco de historia, os contaré que este mercado data del año 1870 y fue proyectado por Antonio Cortázar para ser ampliado posteriormente por José de Goicoa en 1898. El edificio original tenía forma de U, luciendo un patio central que más tarde sería cubierto a la vez que se añadió la fachada que luce hoy en día. Su nombre tiene fácil explicación, como extraemos de Iberia Rural:

A principios del siglo XVIII, las tropas del Duque de Berwik asaltan la ciudad abriendo dos brechas en la muralla. Un siglo después, los soldados anglo-portugueses vuelven a entrar por este mismo lugar; es el 31 de Agosto de 1813. El boquete que apareció en la muralla es lo que da origen al nombre del mercado.

Más tarde se construyó el Edificio de la Pescadería, que se alza en la parte posterior convertido en centro de ocio en la actualidad, separado del edificio principal por una plaza en la que se ubicaban las casheras para vender sus productos. Ambos edificios son de gran belleza, construidos en piedra, aunque el Edificio de la Pescadería siempre se ha caracterizado por una cierta dejadez; aún hoy, acceder a la parte superior por las escalinatas es un viaje al centro de la mugre y el mal olor.

Puestos de las casheras en el exterior

Al igual que en el caso del Mercado de San Martín, La Bretxa fue víctima de la política de reforma de mercados del Ayuntamiento donostiarra. Todavía hoy se ve inmerso en una larga obra para intentar corregir errores de base.

Aunque en este caso se conservaron los edificios, el mercado se ha visto relegado a un sótano, compartido con un supermercado de precios bajos, que esconde los puestos dando primacía a las franquicias, los establecimientos de comida rápida, y las cadenas de moda que ocupan las plantas de calle y primera. Las casheras han sido despachadas bajo una marquesina adosada al edificio.

No me extenderé más en este punto, el tema me hace llorar lágrimas de sangre…


Distintos géneros

Una vez situados en el sótano del edificio comenzamos el paseo por el mercado. Al contrario de lo que ocurría en el Mercado de San Martín, el recorrido resulta serpenteante y laberíntico. Nada más llegar nos recibe Mertxe con su peculiar puesta en escena que asemeja un paisaje mágico. Una cuidada selección de frutas, verduras y conservas para empezar a hacer boca. Esta frutería destaca por su situación privilegiada y su cuidada decoración, pero no es la única, ya que comparte espacio con otras como Markotegi, Nanclares o Quintana.

La pastelería Gaztelu nos ofrece un mar de exquisiteces que nacen de las cestas: pequeños suizos, roscas, tejas, etc… que nos hablan suplicándonos un mordisco. Tras esta primera batería vemos los panes emboscados en los estantes, compramos una barra que todavía nos calienta las manos.


La oferta de carne y aves es amplia, con más de una decena de establecimientos y unas buenas referencias también en charcutería. Podemos encontrar carnes del país, entre las que destaca el codiciado chuletón de buey, chistorra, mondejus según temporada, comida preparada y cómo no, pollo de caserío.

Las pescaderías son un espectáculo. Una gran variedad de pescados frescos entre los que podemos disfrutar incluso de la krabarroka o cabracho. Me llaman la atención las leyendas sobre el género: “rape negro de aquí” o “medianilla de aquí de pintxo”, pero sonrío, me resulta familiar, en esta ciudad se da mucha importancia a que el género sea “de aquí”. Volvemos a deleitarnos con la visión de las kokotxas, una buena bandeja nos tienta, pero su precio nos hace desistir, quizá 200 gramos para Navidad…


Plantas y brotes

Con la boca hecha agua salimos al exterior y agradecemos ver la luz del día. Fuera nos espera una explosión de color y un jolgorio de camionetas, cajas y buen género. Nos topamos con un puesto a medio descargar que exhibe sus plántulas de verduras listas para plantar en la huerta.

En el mercado tradicional, en un lateral bajo una marquesina, disfrutamos con la oferta que proviene de los caseríos. Grandes tomates con label, tiernos guisantes, manojitos de berros o bolsas de vainas ya cortadas se lucen orgullosas junto a hermosos puerros y cebolletas.

Verduras al sol


Puesto de quesos

No puedo irme de aquí sin visitar a Espe en su puesto de quesos, en el que pacientemente y siempre con una sonrisa invita a degustar sus productos para que la elección sea acertada. Yo siempre llevo el mismo: Idiazabal curado ahumado envasado al vacío para que aguante bien el viaje. También podemos comprar aquí alubia de Tolosa, guindillas o piparras y dulce de manzana.

Para perderse oigan…

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