New York Burguer en Madrid

No conozco a nadie que ante determinadas cosas no se le empiece a caer la baba. Bueno, en este caso me refiero a cosas gastronómicas, por ejemplo una buena hamburguesa. De hecho ir a comer una hamburguesa hay que hacerlo con dos requisitos: Hacerlo en un buen sitio, por ejemplo New York Burguer en Madrid y hacerlo con una de las personas que más sabe de hamburguesas, mi amigo Luis.

En este post no encontrareis por lo tanto un menú degustación ni tan siquiera un menú al uso o platos de una carta de un restaurante, en este post encontréis única y exclusivamente una hamburguesa a la brasa de 350 gramos. Es escribirlo y decirlo mentalmente y a pesar de que me la comí ayer no puedo evitar una sensación de … ¡quiero otra!

En Madrid hay muchos restaurantes dónde comer hamburguesas pero pocos donde comerlas buenas. No sé, así a priori de las mejores hamburguesas que nos podemos encontrar son las de Alfredo´s. Un restaurante de la capital que se ha convertido en casi un templo, pero debo decir que las de New York Burguer están incluso mejor (en mi opinión).

Luis es un loco de las hamburguesas, creo que está al mismo nivel su relación con las hamburguesa como mi relación con las pizzas (guiño para los que nos seguís con frecuencia). Sus lecturas compartidas en Google Reader (un lector de feeds) está salpicado por lo general de posts de blogs de Estados Unidos, dónde la cultura por la hamburguesa se eleva a la máxima potencia. Por eso, yo creo que comer esta hamburguesa tiene si cabe más interés.

New York Burguer sorprende desde fuera por ser un local de ventanas amplias, por lo que el interior se puede ver a la perfección, y siempre bien repleto. Por lo que lo mejor es la reserva telefónica. Y eso que nosotros fuimos un lunes a las 14.00. Por lo que si vais a otras horas y otros días es imprescindible llamar.

El ambiente del local es de estilo moderno, muy diferente a otros restaurantes especializados en hamburguesas. Y el servicio demasiado insistente para tomar nota, imagino que por el interés de doblar la mesa (es decir, servir antes, comer antes, cobrar antes para que de tiempo a poner la mesa de nuevo para otros clientes).

La carta tiene su gracia puesto que imita una hoja de periódico, entrantes, ensaladas, carnes a la brasa y las hamburguesas (las reinas del cotarro). Las hay de muchos tipos, todas con nombres de barrios o zonas de New York, aunque sinceramente es lo de menos. Lo importante es el tamaño de la hamburguesa 160, 250 y 350 gramos. Y como de algo hay que morir está claro que tocó la de 350 gramos, con lechuga, cebolla pochadita y tomate.

Antes de eso, porque se me va, pedimos unos aros de cebolla para compartir. Los aros de cebolla muy crujientes por fuera, como si se tratase de una orly, pero algo diferente, y por supuesto, de cebolla de verdad por dentro, bien jugosa.

La hamburguesa a la brasa tiene algo muy importante y es que huele y sabe a brasa de verdad y sobre todo, y por favor que aprendan en otros sitios la hamburguesa debe ser carne sazonada no esas cosas que parecen albóndigas entre panes. Digo lo de albóndigas por aquello de ponerles huevo, leche, pan, etc.