Aunque por el centro de Madrid pasen millones de personas cada año, a veces quedan secretos por recorrer, por transitar y por descubrir. Tanto, incluso, como para que la fascinación nos lleve a pensar en el porqué de ciertas cosas. Tanto, además, como para que, de repente, una pequeña calle que lleva en el olvido casi 200 años vuelva a ponerse de moda.
Precisamente lo que le ha sucedido al Pasadizo del Panecillo, una diminuta calle con dos accesos en el centro de Madrid, cuya historia ha rescatado recientemente en X, antiguamente Twitter, el concejal del PSOE, Antonio Giraldo, que, además, pretende recuperar el libre tránsito por esta callecita, de angostas pero bella entrada, que alberga en su interior una deliciosa plaza-jardín.
¿Por qué Pasadizo del Panecillo? ¿Y por qué está cerrada al público? Para encontrarlo nos tenemos que ir al Madrid de los Austrias, a las espaldas de la Plaza Mayor, donde esperan apenas 60 metros de calle. Una nimiedad si tenemos en cuenta algunas de las vías madrileña, pero que en el abigarrado e histórico centro de Madrid no es una distancia tan pírrica.
60 metros, decimos, que van desde la Plaza del Conde de Barajas hasta la calle de San Justo. De hecho, sus entradas, custodiadas por verjas que hacen entender que se trata una propiedad privada, pueden pasar desapercibidas hasta para el más gato.
No es para menos, contaba también Antonio Giraldo, que explicaba en su hilo que "este rincón está flanqueado por tres edificios excepcionales: la Iglesia Pontificia de San Miguel, el Palacio Arzobispal y la Casa Palacio Conde de Miranda". Una vez dentro, aunque sean muy pocos los que pasan, aparece un rincón oculto con una diminuta plaza que tiene la catalogación de jardín histórico, pero ¿cómo se echó el cierre al pasadizo y cuándo sucedió?
El plano que muestra Giraldo en su hilo explica que la calle ya aparece en algunos mapas históricos del siglo XVII y, en este caso, comentaba que el Pasadizo del Panecillo debe su nombre a que "allí el Cardenal-Infante Luis Antonio Jaime de Borbón y Farnesio, fundador del Palacio Arzobispal, repartía pan a los pobres desde una ventana, hoy desaparecida".
La cuestión es que se echó el postigo a la calle en el año 1829. Las razones, cuenta que, al parecer, "cuando repartían esos panes, las aglomeraciones y lo quebrado del recorrido eran motivo de inseguridad". Ahora, Giraldo propone recuperar la calle para los madrileños, ya que no se trata de un espacio privativo del que hace más o menos uso y disfrute la Iglesia.
Imágenes | Antonio Giraldo (X)