La marca Disney se asocia automáticamente a los niños, pero hace mucho tiempo que la compañía es uno de los gigantes mundiales del entretenimiento, también el adulto.
Puede que la empresa fundada por el dibujante Walt Disney pretenda conservar siempre su etiqueta de compañía “familiar”, pero en los parques de atracciones de EEUU lleva décadas apostando por atraer a la clientela más adinerada, y a este público no le basta con tener fuegos artificiales, montañas rusas y desfiles de princesas.
Desde 1975, el gigantesco complejo de Disney World en Orlando cuenta con una enorme zona comercial, conocida hoy como Disney Springs, que alberga 60 restaurantes. Este otoño se inaugura Jaleo, la última incorporación al complejo: un restaurante de cocina española dirigido por el chef José Andrés.
El espacio cuenta además con enormes salas de conciertos, cabarets y discotecas, ya que celebrar despedidas de soltero en Disneyland es tan popular en Estados Unidos como hacerlo en Las Vegas. No es de extrañar, por tanto, que la oferta de bebidas alcohólicas no deje de crecer. Este mismo mes Disney Springs ha anunciado que se empezarán a servir helados con alcohol, quizás para poder disimular el consumo de este.
Disney World cuenta incluso con una comunidad residencial de lujo, conocida como Golden Oak, en la que ya se han construido más de 200 mansiones multimillonarias, algunas de las cuales comparten servicios con el hotel Four Seasons Orlando, uno de los favoritos de los viajeros más pudientes del parque.
El restaurante más caro de EEUU
Los espacios más exclusivos del imperio Disney se encuentran, no obstante, en los puntos centrales del parque primigenio, en California, escondidos a los ojos del común de los mortales.
Ya en 1964 el propio Walt Disney diseñó un espacio privado en el parque, el Club 33, para uso de patrocinadores e importantes personalidades. Nunca llegó a verlo inaugurado, pero el espacio abrió sus puertas en 1967, para albergar las celebraciones de sus ilustres miembros: en la actualidad 500 personas que han pagado 25.000 dólares por ser socios y otros 10.000 al año por mantener la membresía.
Aunque se mantiene cierto secretismo en torno a lo que se hace realmente en el Club 33, es sabido que existen diversas salas privadas a las que solo se permite el acceso a sus miembros, incluido un restaurante donde la adinerada clientela puede disfrutar de unas palomitas de maíz trufadas junto a un cóctel premium mientras sus hijos se montan en las atracciones.
El modelo del Club 33 tiene no obstante serias limitaciones de espacio, y es por ello por lo que la dirección del parque ha decidido inaugurar en la misma zona un restaurante de lujo, pero abierto a todo el que quiera pagar la modesta suma de 1.250 dólares el cubierto.
Como explica Carlye Wisel en Eater, el nuevo restaurante, bautizado como 21 Royal, ocupa lo que otrora fue una suite privada, conocida como Dream Suite, en la que se alojaban los visitantes más VIP del parque. Y es junto al Club 33 el único lugar de Disneyland donde se puede consumir alcohol.
Una visita al Royal 21
El restaurante solo dispone de un comedor para 12 personas, que debe reservarse entero por 15.000 dólares, esto es, 1250 dólares por persona, lo que lo convierte en el restaurante más caro de Estados Unidos. Pese a esto, desde que se inauguró este verano, ha recibido grupos casi todas las noches, y no necesariamente para albergar comidas de empresa o celebridades, sino, sobre todo, comidas de adinerados devotos de Disney que han celebrado en el espacio sus fiestas de cumpleaños, baby showers y otros eventos.
Una reserva en el 21 Royal incluye alojamiento en el Disney’s Grand Californian, uno de los hoteles más lujosos del complejo, la entrada VIP al parque –que permite no hacer cola en ninguna atracción– y una comida de siete platos de inspiración francesa, maridada con vino y varios cócteles, diseñada por el chef Andrew Sutton. Permite, además, conocer todas las habitaciones de la Dream Suite, decorada suntuosamente al estilo colonial francés del siglo XIX.
Entre los platos que se pueden degustar encontramos cangrejo real con caviar, sopa de marisco, rebozuelos asados con dumplings de maíz y huevo o un pastrami de ternera Kobe, todo ello regado con los vinos seleccionados por el sumiller Matt Ellingson.
Tras finalizar la cena, los comensales pueden además disfrutar del espectáculo nocturno del parque desde el balcón de la mansión.
“Por lo general, el sentido infantil de la fantasía de Disney esta casi en las antípodas de la elegancia, pero aquí, la teatralidad refinada es quizás el mejor plato de la noche”, sentencia Wisel. Ahora bien ¿tanto como para pagar 1.250 dólares?
Imágenes | 21Royal/Mxreb0/Disney