Restaurante El Mendrugo. Apostar por uno mismo

Siempre es un placer descubrir un restaurante que abre, una nueva ilusión, un proyecto que se hace realidad y ver cómo sigue habiendo cocineros como Isaac Fernández, que se atreven a apostar por uno mismo. Este cocinero, tras su paso por el Cenador de Salvador o por Urrechu y el Cielo de Urrechu ha abierto el Restaurante el Mendrugo en el madrileño barrio de Chueca.

Con motivo de la inauguración, nos acercamos a su restaurante, dispuestos a probar su cocina de temporada, en la que los platos tradicionales y la casquería, -que sigue reivindicándose más cada día-, fueron los protagonistas. La combinación de tradición y modernidad de su cocina, nos dejó muy satisfechos.

El local y su decoración

El local es muy agradable incluso desde la calle, con su fachada de alegres colores. Al entrar, el local sigue siendo objeto de conversación, debido a su decoración elegante y divertida, con vigas de madera vista y una original lámpara de curioso diseño, que hacen inevitable que los comensales charlen sobre este tema.

Las mesas y sillas son cómodas y la luz es agradable y cálida, por lo que se tiene la sensación de estar a gusto, desde que se llega al local, una sensación que se completa con una música tranquila y relajante de fondo, que permite charlar y que ayuda a crear buen ambiente.

Aperitivos y entrantes

Nuestro menú comenzó con pequeños platos para que pudiéramos probar muchas de sus especialidades. Las raciones en estos aperitivos, fueron más pequeñas que las que sirven habitualmente, cosa que yo agradecí porque gracias a eso, pude degustar más recetas del chef que si hubiera pedido un entrante, un plato principal y un postre.

Así pude disfrutar de seis pequeños bocaditos: Primero un taco de salmón marinado, sabroso y muy jugoso, acompañado con guacamole. Después una ensalada de arenques con una vinagreta de vodka, servida sobre una rodaja de naranja y un plato de hummus casero con chips de verduras, muy agradable en textura y sabor.

Los otros tres aperitivos o entrantes fueron un delicioso mini sandwich relleno de polenta y tomate seco de sabor sorprendente y que me resultó pequeño de lo rico que estaba, una zamburiña aliñada con salsa teriyaki y un rollito crujiente relleno de pato con salsa de chiles dulces.

Primeros platos

Yo tenía ganas de probar sus callos, de los que había oído hablar muy bien, y efectivamente me gustó mucho su sabor, textura y punto. Tal como había oído, el chef Isaac Fernández tiene muy buena mano para los guisos tradicionales y usa la casquería con sabiduría.

Para mi acompañante que no era amiga de la casquería, nos ofrecieron unas sorprendentes lentejas con alcachofas y langostinos, que me parecieron una excelente combinación de sabores. Realmente, los conocimientos sobre la cocina mediterránea con productos de temporada que tiene el chef, se pusieron de manifiesto en este plato.

Platos principales

Para la ocasión probamos un plato de carne y uno de pescado. El plato de pescado, fue un taco de bacalao al ajo arriero con tomate concassé, bien resuelto, aunque no tan espectacular o sorprendente como las demás viandas que probamos.

El de carne fue un taco de lengua de ternera estofada, acompañada con patatas violetas a la plancha, -vuelta a la carga con platos de casquería que el chef sabe que domina-, que estaba deliciosa, tierna y tenía un sabor intenso gracias a la salsa.

Los postres

Aunque los chocolates que sirvió en distintas texturas estaban muy buenos, -en especial el chocolate negro-, hubo dos postres que me gustaron mucho. Por un lado la falsa burrata, que en realidad es un trampantojo ya que pese a su apariencia, el postre es una panna cotta suave y cremosa, elaborada en film de cocina para conseguir esa forma.

El otro, fue una tarta de manzana en hojaldre, un postre divertido para compartir y prolongar la sobremesa tomando café o infusiones, aprovechando el agradable clima que forman la suave música y la decoración del local, cuya foto encabeza esta entrada.