El Rincón de Luis Mari (Vitoria), la reivindicación del bar de toda la vida donde los pintxos tienen nombre propio

Más de 30 años lleva este modesto pero popularísimo bar sirviendo sus peculiares pintxos y tapas a una clientela que siempre vuelve

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Llegar a Vitoria en plenas fiestas de La Virgen Blanca puede ser una feliz coincidencia inesperada que también complica los planes gastronómicos. El ambiente festivo inunda la ciudad y te contagia irremediablemente, pero convierte la idea de salir a comer de pintxos en una misión casi imposible cuando tu idea es dejarte llevar de barra en barra. Ante situaciones desesperadas hay que recurrir a los clásicos infalibles, y El Rincón de Luis Mari en eso no falla.

Viajar ciudades sin planificarlo todo de antemano es una bendición que te libera de estrés mental y permite recuperar la manera en la que nuestros padres hacían turismo, eligiendo el destino y poco más, sin obsesionarte buscando y leyendo reseñas de fiabilidad dudosa hasta la extenuación neuronal. Elegir Euskadi como destino en verano es saber que el clima será amable y que podrás comer de fábula a base de pintxos en cualquiera de sus ciudades, siendo Vitoria especialmente reivindicada por sus precios mucho más amables que San Sebastián o Bilbao.

Sin las ataduras de elegir y reservar mesa en restaurantes que te obliguen a moverte por la zona, y que no desbarajusten tu presupuesto vacacional, comer de tapeo probando diferentes barras se presenta como un plan siempre apetecible y estimulante; menos recomendable resulta encontrar las callejuelas y plazas del centro atascadas con cuadrillas y bares que cambian sus rutinas para exprimir al máximo las fiestas.

Es cuando toca hacer caso a los que saben y poner rumbo a uno de esos bares siempre concurridos con clientela local. Y es que si El Ricón de Luis Mari es uno de los bares de pintxos recomendados por el chef Josean Merino, que nunca falta en ninguna gastroguía de Vitoria que se precie, es por algo.

Un clásico en Vitoria desde 1990

En el barrio de Desamparados, a dos pasos de la estación de tren, El Rincón de Luis Mari lleva abriendo sus puertas desde hace más de 30 años recibiendo a su clientela fija y ocasional más tempranera con el segundo desayuno o un almuerzo madrugador. En horario ininterrumpido desde las 9 de la mañana -una hora más tarde los fines de semana-, es de esos bares donde sabes que podrás calmar el apetito con comida casera a cualquier hora.

Está lo suficientemente cerca de los puntos más calientes de la ciudad, el Casco Viejo y el Ensanche, para poder peregrinar desde el centro sin temer por las masificaciones festivas del cogollo vitoriano. Eso sí, hay que pronto o rezar para hacerte con un hueco en la barra o una de las pocas mesas de la terraza, porque siempre suele estar muy concurrido. Es parte de su encanto.

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El bar luce el nombre de su fundador, Luis Mari Puelles, quien comenzó a trabajar ya a los 15 años en el Círculo Vitoriano sirviendo a los socios con pajarita y guantes. La fortuna quiso que un buen acierto en las quinielas le permitiera abrir su propio y primer negocio, el Trafalgar, para más tarde regentar el bar cafetería de la estación de autobuses. Cansado del constante ajetreo, finalmente decidió abrir con su mujer Adita un bar propio más modesto sin muchas aspiraciones, pero que en pocos años se convertiría en local de moda y enseña del tapeo de la ciudad.

Luis Mari falleció hace pocos años pero su negocio sigue igual de vivo que nunca gracias a la gerencia de su hijo Íñigo, que mantiene el espíritu de sus padres en un bar que no necesita en absoluto cambiar. Los grandes inventos de su padre, célebre por dar rienda suelta a su creatividad ideando pintxos únicos, se mantienen fijos en la carta, igual que el ambiente familiar y el ajetreo constante que se mueve de la cocina a la barra en las horas punta.

Tapas, pintxos, raciones y comida casera

Luis Mari6 Dos Antxopis y un Serranito.

El Rincón de Luis Mari es un bar-bar, de los de toda la vida de verdad. Decoración quizá rústica pero no viejuna, sin moderneces en su decoración pero tampoco con esa estética viejuna que puede echar para atrás en otros locales más anclados en el tiempo. Con sus detalles pintorescos, como la colección de imanes del mundo, y ese arte del bar de siempre de aprovechar el espacio reducido para operar multitud de ingredientes y utensilios.

Resulta hipnótico contemplar el baile incesante del personal tomando nota y preparando y sirviendo sin parar cañas, vinos, pintxos, raciones, puntas, flautas y mariscos. Una coreografía sincronizada con la cocina que funciona como un reloj, sin errar en las comandas que no dejan de entrar y salir a la velocidad del rayo, dando servicio a también al comedor del fondo y las mesas de la terraza. Si buscas un ambiente tranquilo y relajado, no es tu sitio, pero en la barra se come y tapea más que a gusto.

Luis Mari Increible Pintxo Increíble, con lomo.

El visitante novato se sentirá algo perdido con los nombres de los pintxos más famosos del lugar, todos bautizados por Luis Mari y algunos poco descriptivos; no hay drama, basta con preguntar o simplemente contemplar cómo se preparan in situ y vuelan entre los clientes.

Es todo un clásico el Serranito, un 'planchado' al momento de virutas de jamón de Jabugo y panceta ibérica (2.50€), del que cada día se preparan decenas, igual de mítico que el imprescindible Antxopi, (2,50€) que con el primero forman un dúo icónico en Vitoria. Se trata de una rebanada de pan de barra con anchoa, pimiento, huevo duro picado, mayonesa y un majado de ajo y perejil; suena sencillo pero es un bocado exquisito. También muy recomendables son el Increíble, reivindicación del clásico montado de lomo y queso, y el Romerito, con finas láminas de tocino ibérico.

Luis Mari4 Ración de Puntillitas y pintxo de croqueta de jamón.

Famosas son igualmente las flautas y, especialmente, las puntas, entre las que triunfan las de bonito (2,50€) y de jamón ibérico (3,50€). En la barra se pueden ver pintxos fríos donde suelen reinar las anchoas, el sabroso bonito y los encurtidos, y también desfilan raciones para compartir de clásicos como una buena tortilla de patatas, pimientos asados, queso, jamón o la estupenda fritura de puntillitas, generosa y crujiente, acompañada de mayonesa con picos.

Con un personal rápido, eficiente y amable, un local muy concurrido pero que se mueve a su propio ritmo y donde se cuida la limpieza, El Rincón de Luis Mari demuestra por qué es un bar de toda la vida que sigue atrayendo tanto a los vecinos de siempre como a visitantes ocasionales turistas.

Luis Mari5 Tortilla de patatas con pimientos asados y pintxo frío de bonito con piparras.

Qué pedir. No puedes pasar por su barra o comedor sin catar los dos clásicos más famosos del lugar, el Serranito y el Antxopi, siendo este último la verdadera estrella que nunca falla; muy bueno también es el Increíble, más sabroso que el primero. La tortilla de patatas es estupenda, jugosa sin ser babosa, y clavan la fritura de puntillitas, crujiente y nada aceitosa. Si apetece rascarse más el bolsillo, hay que preguntar por el marisco del día, y en días de frío bordan los platos de cuchara que saben a cocina casera familiar.

El Rincón de Luis Mari

  • Dirección:  Calle Rioja 14, Vitoria-Gasteiz.
  • Ticket medio: 15-30 euros, según se coma de picoteo en barra o en mesa.
  • Horarios: cierra los martes; horario ininterrumpido desde las 9 horas, 10 horas en fines de semana.
  • Reservas: 945 25 01 27.

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