Florencia es una de las ciudades más visitadas de Italia, capital de la Toscana y foco de atracción de millones de turistas que llegan por tierra, mar y aire. Pero su aeropuerto es el segundo en importancia de la región detrás de Pisa, se ha quedado muy pequeño y además hace daño a la vista.
Es un gran problema para una de las capitales mundiales del arte y de la cultura, considerada casi una obra artística en sí misma plagada de monumentos y obras de tanta belleza como la misma catedral, cuya plaza es centro neurálgico de la ciudad. Desde las alturas del mismo Duomo (Cattedrale di Santa María del Fiore), con su gran cúpula firmada por Brunelleschi, se pueden admirar unas vistas espléndidas sobre toda la urbe. Hasta que la visión del aeropuerto las empaña.
Para ponerle solución a este inconveniente y dar respuesta a las necesidades de transporte que lleva años pidiendo la ciudad, el estudio Rafael Viñoly Architects será el encargado de un ambicioso plan de reforma y ampliación del aeropuerto construyendo una nueva terminal de 50.000 metros cuadrados, que incluirá un viñedo de 19 acres en su azotea, unos 76.890 m2.
En total se proyectan 38 hileras de vides que se plantarán en macetas de hormigón creando un espacio que pretende cumplir tres objetivos: camuflar la terminal a la vista, aumentar la sostenibilidad ambiental del aeropuerto y elaborar sus propios vinos.
Porque además de sumar un espacio verde que pretende enriquecer la experiencia de paso por la terminal a los viajeros y al personal del aeropuerto, el equipo de arquitectos asegura que las viñas producirán uva con la que se elaborarán botellas envejecidas en bodegas ubicadas bajo la misma terminal. Así, los viajeros podrán degustar y adquirir en su paso por el aeropuerto de Florencia un vino producido 100% in situ.
El arquitecto uruguayo Rafael Viñoly, fundador del estudio y fallecido en 2023, afirmó en una presentación preliminar del proyecto que el aeropuerto, al estar situado tan próximo a la ciudad, “debe ser un proyecto urbanístico, no un ejercicio de diseño aislado y divorciado de todo lo que no sean las exigencias técnicas de la aviación y la competencia por los pasajeros”.
Algunas voces críticas con esta ampliación se cuestionan qué beneficios reales puede ofrecer a los viajeros tener vides en la azotea, y también hay dudas sobre cómo afectarán las emisiones contaminantes del tráfico aéreo en las viñas y el vino que salga de ellas.
Habrá que esperar unos años para comprobarlo, pues las obras del futuro Nuovo Aeroporto Internazionale di Firenze Amerigo Vespucci se acometerán en dos fases, estimándose la finalización de ambas en 2026 y 2035.
Imágenes | Rafael Viñoly Architects
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