Hojas de olivo secas haciéndose pasar por orégano, pétalos de gardenia simulando ser azafrán o, de lo más oneroso en este 2023, mezclas de aceites de menor calidad intentando simular ser aceite de oliva virgen extra, vaca que dice ser buey o vinos que presumen de denominación de origen pero que no tienen ni lo uno ni lo otro.
Pensar que el mundo de las falsificaciones sólo atañe a ropa, calzados, perfumes o moda es un error, como atestigua la OCU ante los que son los productos alimentarios que más se falsifican en nuestro país.
Son, según informaba la Guardia Civil a RTVE, nada menos que 39 delitos esclarecidos sobre seguridad agroalimentaria con 104 detenidos. El problema, como explicaba Enrique García, de la Organización de Consumidores y Usuarios a RTVE es que "si se han saltado la normativa de etiquetado, seguramente también se puede saltar la seguridad alimentaria".
Bajo la misma fuente, la realidad de los productos que, según la OCU, más se falsifican en nuestro país y que no deja prácticamente títere con cabeza. Se habla de aceite de oliva como el más falsificado, seguido del pescado, las especias, la carne y el vino. En el top cinco no aparecen otros productos, pero también suelen ocupar buena parte de las falsificaciones como sucede con las mieles o con el reciente caso de la incautación de 247 kilos de caracol de jardín.
En el caso del aceite de oliva, explican, se suelen mezclar con opciones más baratas o de menor calidad, comercializándose como aceite de oliva virgen extra distintas mezcolanzas donde pueden aparecer otros aceites.
En el caso de las especias, la OCU puntualiza que donde más fraudes se han apreciado ha sido en el orégano, con casi un 50% de las muestras añadiendo otros productos más allá del orégano. También, aunque en menor cantidad, apuntan fraudes en la pimienta negra, en el azafrán, en el comino y en la cúrcuma.
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Con el ejemplo de la carne, la situación vuelve a ser parecida: dar gato por liebre. No en ese extremo, pero sí hacer pasar por cerdo ibérico otro tipo de carnes de cerdo o comercializar como buey lo que realmente es vaca. También, como ha sucedido en Reino Unido hace años, incluir distintos tipos de carne dentro de mezclas de hamburguesas que en teoría eran de vacuno, pero que incluían, entre otros animales, el caballo.
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