El Parlamento Europeo rechazó el pasado mes de octubre prohibir la utilización de palabras relacionados con productos cárnicos en alimentos vegetales, pero se aprobó entonces la enmienda 171, que afectaba a las alternativas de los lácteos. Tras meses de polémicas y campañas en contra de dicha enmienda, a la que se han sumado numerosas organizaciones, compañías, asociaciones de consumidores e incluso multinacionales y empresas lácteas, finalmente también se ha rechazado.
Si la enmienda 165 anteriormente rechazada quería prohibir el uso de términos como "hamburguesa" en productos vegetales sin carne, el proyecto de ley entonces aprobado imponía severas restricciones a cualquier producto que se presentara como una alternativa vegetal a los lácteos. La enmienda 171, propuesta en 2018 por la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural (AGRI), quería impedir que se utilizara cualquier adjetivo, imagen, envasado, forma o descripciones que evocaran o aludieran directa o indirectamente a los lácteos.
Es decir, no se hubiera permitido que productos como los de Mommus, que analizamos en Directo al Paladar recientemente, se comercializaran con su forma original, ni incluyendo menciones a que "no es un queso", a su textura cremosa o a algo tan básico y descriptivo como "sin leche". Esto habría afectado negativamente al consumidor, al no permitir acceder a información básica como una descripción clara y directa del producto, o los posibles alérgenos.
La enmienda había sido condenada por numerosas organizaciones ecologistas, activistas medioambientales como Greta Thunberg, asociaciones de consumidores, representantes de la industria láctea europea, diputados del Parlamento Europeo y también grandes empresas multinacionales como Nestlé, Danone, Oatly o Upfield, que llevan años apostando por productos vegetales.
Siguen sin ser 'leches' o 'quesos' vegetales
Esto no anula la anterior prohibición de usar términos como "leche", "mantequilla" o "quesos" vegetales, aprobada ya en el año 2017, con la excepción de la leche de almendras.
Los productos llamados plant based son relativamente nuevos en el mercado y la legislación todavía está en pañales a la hora de regular su normativa, etiquetado y comercialización. Son muchos los intereses comerciales implicados, pero aquí se entraba en conflicto con las políticas de la Unión Europea en materia medioambiental.
Según declaraciones de Jasmijn de Boo, vicepresidente de ProVeg International, "Sería absurdo censurar los productos vegetales a la vez que se dice a los consumidores que elijan una alimentación más vegetal. Sería como censurar los coches eléctricos o el papel reciclado. Aplaudimos a la UE por su acierto bajo la inmensa presión de los intereses imprudentes que van contra el medio ambiente".
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