Algunas reformas que ilusionan hasta que se usan. La cocina, ese espacio que debería ser práctico, funcional y agradable, puede convertirse en una fuente diaria de frustración cuando el diseño se antepone a la lógica o a la practicidad. Y según diseñadores, hay cuatro errores que se repiten.
Una máxima a tener en cuenta pasa por elegir los elementos de cocina pensando en el diseño sin pensar en absoluto en las necesidades reales de la vida diraria. Es decir, solo se tiene en cuenta una eventual vida de revista.
Sin almacenaje
Los errores pueden ser muchos: el primero de ellos eliminar todos los muebles altos por estética. Aunque da sensación de amplitud, a la larga se echa en falta el almacenaje vertical. Lo que parecía minimalismo moderno se transforma en encimeras saturadas y cajas encima del frigorífico. Todo a la vista.
Cocina negra
Otra eventual gran equivocación es elegir encimeras o fregaderos negros. Este acabado, tan popular en redes sociales, resulta complicado de mantener limpio. El polvo, las gotas de agua y los restos de cal se hacen visibles al instante, obligando a limpiar constantemente.
La inmaculada
La tercera tendencia cuestionada es la cocina completamente blanca y sin tiradores. Aunque visualmente atractiva, esta combinación es poco práctica en el uso diario: deja huellas, se ensucia con facilidad y los sistemas de apertura por presión suelen fallar antes de lo esperado.
Suelos hidráulicos
En cuarto lugar, algunos diseñadores mencionan los suelos hidráulicos o muy decorativos. Aunque aportan carácter, muchos se arrepienten por lo difícil que resulta integrarlos con otros elementos cuando cambian accesorios o muebles. El saturado diseño condiciona toda la estancia.
Otros problemas
Además, los electrodomésticos ocultos tras paneles generan problemas de ventilación o encarecen las reparaciones. A veces, lo que pretende ser sofisticado termina provocando más dolores de cabeza que soluciones efectivas.
También se critica la sobreiluminación de tipo foco LED empotrado, que proyecta sombras en zonas clave. La recomendación es usar luz difusa combinada con puntos de trabajo. A nivel funcional, una cocina mal iluminada es tan incómoda como una sin enchufes.
Muchas de estas decisiones nacen del impulso por seguir tendencias. Siempre hay que pensar en la cocina como un espacio vivo, con mucho uso diario, donde los acabados y estructuras deben estar al servicio del hábito y no del Instagram.
Foto | Max Vakhtbovycn
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