Los melocotones son una de las frutas más deseadas del verano. Jugosos, dulces, fragantes y muy versátiles, nuestros queridos Prunus persica son un auténtico tesoro que en nuestro país ponen en el mapa a municipios como Calanda, en Teruel, o a Cieza, en Murcia.
Pero también, fieles a su espíritu prunus, los melocotones tienen una dificultad: quitar el hueso. Especialmente si no hemos comprado los melocotones más maduros y este hueso, que además tiene ciertas asperezas y rugosidades que dificultan su agarre.
No obstante, también el melocotón maduro nos puede complicar la vida. Apretar demasiado su carne, algo tierna, mientras lo deshuesamos puede acabar generando en nuestras manos un melocotonicidio donde nos llenemos de zumo de melocotón y acabemos reventando la fruta.
Al contrario que puede pasar con otras frutas donde quitar la semilla o hueso es mucho más fácil, con el melocotón topamos en hueso —y nunca mejor dicho—, pero hay una fórmula casi infalible para quitar rápidamente el hueso del melocotón sin complicaciones y limpiamente.
Lo primero que tenemos que hacer es tener claro cómo cortar fácilmente un melocotón —o una nectarina, que para el ejemplo físico es lo mismo— si de quitar huesos hablamos.
En este caso, el sentido común nos apunta a que lo partamos longitudinalmente por la mitad. Esto es, no siguiendo la línea vertical que marca el cuerpo del melocotón, sino horizontalmente, notando cómo percibimos con un cuchillo bien afilado el contorno del hueso.
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Una vez partida la fruta por la mitad, para evitar accidentes con el cuchillo haciendo cierta palanca o sin tener que recurrir a las manos, aconsejamos coger un alicate pequeño —limpio, claro—, atenazar el hueso y con un ligero giro estará fuera y vuestro melocotón listo para ser consumido.
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