De vez en cuando me gusta darme un paseo por Embelezzia, para ver cosas que jamás podré comprar -- soy un poco masoca, que le vamos a hacer-- y hoy he encontrado una que me ha llamado la atención.
Se trata de una edición especial de coñac elaborada en honor a Pierra Frapin, uno de los miembros emblemáticos de la familia Frapin Rabelais, que lleva nada más y nada menos que veinte generaciones produciendo vinos y brandys.
El coñac Cuvée 1888 cuenta con una presentación acorde con su categoría, un decantador de cristal adornado con detalles en oro de 24 kilates. Cualquiera diría que lo que alberga en su interior es el elexir de la eterna juventud, pero no, es "solo" coñac.
Desde luego, con esa presentación, y sabiendo lo que cuesta cada botella --no, no lo he dicho aún-- me pregunto cuántos de los compradores la abrirán. Pocos, me imagino, porque seguro que esta edición, de la que sólo se producirán 1888 unidades, será el oscuro deseo de muchos coleccionistas, y destaparla, el peor de los pecados.
Una lástima, porque según afirman aquellos afortunados mortales que lo han catado, se trata de un coñac excepcional. Una mezcla compleja de aromas; frutas deshidratadas, nueces, pasas, ciruelas y un leve deje de naranja confitada, con sugerentes retazos de chocolate tostado, haba Tonka y café. Oculta una sutil oleada de pimienta realzada por un toque de siempreviva combinada con la dulzura de la lima; notas picantes suavizadas por un aroma floral, expresando finura y elegancia.
Os diría lo que cuesta, pero es casi obsceno. Para que os hagáis una idea, con lo que vale una botella podría vivir tranquilamente al menos medio año.
Vía | Embelezzia Más información | Nickolls and Perks En Directo al Paladar | Filetes con salsa de piñones y pasas. Receta En Directo al Paladar | Hojaldritos de higos Rocío. Receta