Mi pirran las galletas caseras, me sucede lo mismo con los bizcochos, así que siempre procuro tener variadas para visitas imprevistas, y por supuesto para nosotros. Si os acordáis no hace mucho os hablaba de un libro de recetas nórdicas, Scandilicious Baking, del que adapté esta receta de galletas rústicas con almendras.
En la original utilizan almendrucos y todavía me quedaban algunos en casa ya que tomamos frutos secos después de las comidas, pero no os preocupéis que podéis utilizar almendras normales o cualquier otro fruto que os guste y aguante bien el horno. Concretamente los he puesto con cáscara y el resultado final es delicioso.
Tamizamos en un cuenco la harina junto a la levadura y la pizca de sal. Echamos la mantequilla junto al azúcar y con las manos mezclamos hasta formar una especie de migas, agregamos entonces la vainilla y el huevo ligeramente batido. Si vemos que la masa queda muy dura podemos echar la cucharada de leche. Amasamos hasta tener una masa manejable, que se desmiga un poco.
Formamos un rulo de unos cinco centímetros de diámetro, lo envolvemos en papel film y refrigeramos durante al menos una hora. Calentamos el horno a 180º. Cortamos rodajas de tres centímetros de ancho y las colocamos separadas sobre una bandeja de horno con papel para que no se peguen. Pincelamos con clara de huevo y espolvoreamos por encima las almendras picadas.
Horneamos durante unos 10 minutos o hasta que las galletas estén ligeramente doradas. Sacamos del horno, dejamos en la bandeja durante cinco minutos y pasamos a una rejilla para que se enfríen totalmente.
Con qué acompañar las galletas rústicas con almendras
Estas galletas rústicas con almendras con perfectas para los desayunos ya que tienen un sabor intenso a mantequilla delicioso. Además su textura ligeramente esponjosa las hace especialmente indicadas para mojar en líquido, así que sois de lo que metéis la galleta en la leche, éstas empapan muy bien. Para conservarlas como siempre decimos, lo mejor es una lata hermética.