Hacía mucho tiempo que no preparaba empanadillas y cuando el otro día hice las de sobrasada y miel, me acordé de lo que me gustaba ese tipo de bocados y lo realmente fácil que es hacerlos.
Lo único que hace falta es unas obleas o masa de hojaldre y un poco de imaginación para juntar las cosas que tienes en la nevera. Yo he reunido algunas cosas que debía acabar antes de que se estropearan y he preparado estos mini hojaldres de queso de cabra y jamón. Recién salidos del horno son un verdadera delicia.
Ingredientes para 6 mini hojaldres
6 obleas para empanadillas, 6 rodajas de rulo de queso de cabra, 3 lonchas de jamón serran, 1 huevo y un poco de mermelada de tomate.
Cómo hacer mini hojaldres de queso de cabra y jamón
Lo único que necesitamos para que salgan bien los mini hojaldres es un poco de mañana a la hora de hacer los paquetitos con los ingredientes dentro, para que luego no se desmonten en el horno.
Para que queden perfectos, cortamos el queso de cabra en rodajas no muy gordas, le quitamos la corteza y colocamos cada rodaja en el centro de una oblea sobre media loncha fina de jamón serrano. Coronamos con un poco de mermelada de tomate y cerramos.
Podemos cerrarlo de muchas manera, en esta ocasión he optado por plegar primero dos lados sobre la rodaja de queso y luego los extremos sobre esos pliegues, formando una pequeña cajita con la masa.
Una vez tenemos todos los paquetitos listos, los ponemos en una bandeja con papel de hornear, los pintamos con huevo batido y horneamos a 200º durante 8 minutos. Dejamos reposar un par de minutos y servimos caliente.
A mi me quedaba poca y no pude hacerlo, pero lo ideal es rematar cada mini hojaldre con un poquito de mermelada de tomate sobre la masa, ya que esta desaparece bastante durante el proceso de horneado.
Tiempo de elaboración | 25 minutos
Dificultad | Fácil
Degustación
Cuando los pruebas recién hechos, los mini hojaldres de queso de cabra y jamón están deliciosos; el queso aún está bullendo en el interior, por lo que resulta realmente cremoso y dulce, en claro contraste con el sabor intenso del jamón. La mermelada de tomate le da la puntilla. Fríos también están buenos, pero nada comparable a tomarlos calientes.
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