No tengo nada en contra de unos buenos langostinos a la plancha o incluso cocinados aún de forma más fácil, con la receta de los langostinos al horno, pero de vez en cuando apetece salir de la rutina y sorprender en casa con un plato de marisco algo diferente. Si es de mojar pan y chuparse los dedos, mucho mejor.
Existiendo un gran catálogo de salsas y aderezos que le van de lujo a estos crustáceos, los langostinos al whisky te enganchan desde la primera vez que los pruebas. Son facilísimos de preparar y merece la pena hacer una buena cantidad de una sentada, y más aún si estamos en fiestas y tenemos previsto recibir muchos invitados. De aperitivo o primer plato, son un éxito seguro.
La receta queda genial tanto con langostinos frescos como congelados, si son de buena calidad, pero es importante que estén crudos. Porque la clave está en sacarles el jugo a esos caparazones y cabezas en la base del plato, la deliciosa salsa que tendremos que flambear primero con coñac o brandy.
Es además también un plato perfecto para dar salida a las típicas botellas de whisky, o incluso de bourbon, que puedan caer en alguna cesta navideña o regalo que luego nunca terminamos de gastar. Aporta un sabor fabuloso a la salsa marinera, y también sería un plato único más que completo si añadimos una guarnición de arroz blanco, o mucho pan.
Y, como nos recomendó María José en su día al presentarnos la receta, no es mala idea hacer salsa de más para congelarla. Acompaña de maravilla a otros mariscos o un pescado a la plancha.
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