Es posible que los pimientos, que no tienen tantos amantes como otras hortalizas veraniegas, destaquen menos en las recetas estivales. Hacer frente a la dictadura de las recetas de tomate, con el gazpacho a la cabeza, suena complicado.
También sucede cuando pensamos en recetas con calabacín, arquetipo de la versatilidad, y que lo mismo resuelve unos fritos que un revuelto murciano como el zarangollo.
Incluso sucede con las recetas de berenjena, que también comparte pedestal estival, y donde rara es la cocina que no las utiliza, bien como protagonista o bien como acompañante.
Pero yo reconozco que soy muy de pimientos, especialmente los rojos, sobre todo cuando ahora veo piezas jugosas, carnosas y vestidas de bermellón en las fruterías, las huertas y los mercados y pienso que como mejor estarán es asados.
Y eso es precisamente lo que hago cuando tengo una buena cantidad de pimientos para convertirlos en el clásico zorongollo, una de las recetas extremeñas más veraniegas, que es toda una alegría de la huerta y cuyo ingrediente principal son los pimientos asados.
Misterio, como es evidente, poco. Basta colocar en una fuente los pimientos en cuestión y asarlos enteros, durante unos 40 minutos, en un horno a 200 ºC. Pasado ese tiempo, los dejamos sudar debajo de un paño o un papel film para que se enfríen y sea más fácil despegar la piel.
Pelamos, despepitamos y también quitamos las venitas que pueda tener. Después solo habrá que cortar la cebolleta en plumas finas y colocarlas en un cuenco cubiertas de agua muy fría y una pizca de sal; así resultarán mucho más suaves.
Aparte, cocemos unos huevos, durante unos 10 minutos y cuando estén listos los retiramos a agua fría, los pelamos y los troceamos en cuartos. Pasado este tiempo, hay que colocar los pimientos asados en un bol o fuente, agregar la cebolleta y colocar los huevos troceados, aliñando con sal, pimienta negra y un chorro de aceite.
Imágenes | DAP
En DAP | Pimientos fritos
En DAP | Pimientos rellenos