Se dice que en España no sabemos vendernos bien al exterior y que solo promocionamos el mismo modelo turístico anquilosado de sol, playa, sangría, paella y tapas baratas. Por eso no deja de llamar la atención que medios como The New York Times sepan apreciar que nuestro país tiene muchísimo más que ofrecer, sugiriendo a sus lectores explorar regiones como el interior de La Rioja para probar la auténtica cocina local, más allá del vino.
El periodista especializado en viajes y gastronomía, David Farley, ha publicado recientemente un reportaje en el citado medio en el que recomienda cinco restaurantes riojanos de tradición familiar donde "saborear el rico sabor rústico de España" con platos que además de ricos son asequibles. Y donde no hay que tener ninguna prisa, pues las raciones son abundantes y el ambiente invita a relajarse y disfrutar del menú alargando la sobremesa.
Farley es consciente de que sus lectores estarán más que familiarizados con La Rioja por el vino tinto que allí se produce y se exporta a Estados Unidos, pero propone ahora redescubrir la región para darle el protagonismo a su gastronomía. Hay que coger el coche y adentrarse en el interior riojano, pues ninguno de los locales está en Logroño, pero la travesía merece la pena, tanto por el destino en sí como por el disfrute del paisaje.
"Conducir hasta allí es la mitad de la diversión, ya que las carreteras serpentean por onduladas colinas cubiertas de viñedos y junto a verdes montañas", afirma Farley, quien señala además que "no verás carteles con estrellas Michelin, sino una constelación de platos sabrosos y rústicos y vinos muy asequibles y bebibles que rara vez se encuentran fuera de la región". En definitiva, restaurantes de toda la vida de los que no suelen salir en las guías ni en reels de Instagram, llevados por familias a menudo durante generaciones, ajenos a modas y donde prima el producto local y las recetas tradicionales con cantidades generosas.
La Cueva del Chato
El periodista tiene el simpático detalle de tratar de explicar a sus compatriotas el significado de 'chato', mencionando que el cocinero de este restaurante, César Torrecilla, tiene una nariz normal; el chato era su padre.
Es el ejemplo perfecto de lo que Farley propone en su reportaje, un local situado en un diminuto pueblo de apenas 42 habitantes (Canillas de Río Tuerto) regentado por un matrimonio que ha heredado el negocio de su familia. Torrecilla lleva los fogones y su mujer. María Isabel Hermosilla, atiende con cercanía familiar la salsa.
El plato estrella del menú es el gran chuletón que cada comensal cocina en la mesa mediante parrillas portátiles, pero en la carta destacan otros platos como los clásicos espárragos blancos bañados aquí en salsa de setas; caparrones guisados con sus sacramentos de morcilla, panceta y chorizo o una ensalada de foie gras.
Canillas de Río Tuerto; tlf. 941 416 148. Precio aproximado 80 euros.
Bodega Pimiento
En La Rioja Alta se encuentra Tirgo, un pueblo de la comarca de Haro donde Marimar Porres regenta este restaurante que lleva funcionando desde hace medio siglo en un edificio de piedra de finales del siglo XVIII. Su hermano y copropietario Pablo Porres se ocupa de una cocina en la que sobresalen los productos de cercanía, con verduras cultivadas por ellos mismos, embutidos y jamón curados en casa y cordero de una granja cercana.
"La comida es riojana hasta la médula", señala Fayes. En efecto, en la carta desfilan clásicos como las patatas a la riojana, morcilla de arroz a la parrilla sobre brasas, pimientos asados y, el plato estrella de la casa, chuletillas de cordero lechal al sarmiento. El norteamericano destaca además los postres caseros, mencionando los eclairs rellenos de nata, que más bien intuimos son los típicos canutillos de hojaldre.
Calle Salvador 8, Tirgo; tlf. 941 30 17 77. Precio aproximado 80 euros.
Casa de comidas Irene
Situado en Viniegra de Abajo, otro pequeño pueblo con menos de 100 habitantes, para llegar a esta casa de comidas hay que adentrarse en el corazón de un bello paisaje montañoso al suroeste de la Comunidad, muy próximo a Castilla y León. Es uno de los Pueblos más bonitos de España y este pequeño restaurante abierto en 2013 es perfecto para quien busque sustanciosas raciones de comida casera local.
Regentado por Irene Sobrón y su pequeño equipo de mujeres, con apenas espacio para 20 comensales, ofrece un menú del día de tres platos y vino de la casa por 22 euros, en el que no suele faltar el timbal de patata con picadillo de chorizo y huevo frito, potajes de alubias rojas con su chorizo, ensalada de pimientos y guisos como las manitas de cerdo, además de postres caseros como torrijas.
Calle Josefa Martínez 10, Viniegra de Abajo; tlf. 941 37 82 21. Precio menú 22 euros.
Casa Tila
Un poco más grande es ya el pueblo de Clavijo, con unos 300 habitantes, donde el matrimonio Manuel Ruiz y Ana Isabel Díaz apostó para abrir su local en un edificio de piedra del siglo XIX reconvertido en un pequeño alojamiento de turismo rural, con restaurante y bodega. Aunque su idea inicial era enfocarse en menús sencillos donde destacar el producto local de temporada, Casa Tila se ha hecho famoso por sus arroces tras el rotundo éxito que tuvo el primero que Ruiz sirvió a sus clientes.
Hay varios en carta y se tienen que encargar con antelación, elaborados con arroz de la Albufera de Valencia y combinando ingredientes locales con productos del mar, como el arroz seco de ciervo y carabinero. Además ofrecen tapas y raciones donde no faltan las verduras riojanas, y en los postres hay que destacar los helados de la heladería Dellasera, de Logroño.
Calle Don Marcial 8, Clavijo; tlf. 655 24 57 53. Precio aproximado 60 euros.
Alameda
Que Martín Berasategui cliente habitual desde hace años ya nos da una pista sobre la popularidad y calidad de la cocina de Alameda. Situado esta vez al norte de la Rioja, a unos 12 kilómetros de Logroño, este restaurante regentado por el matrimonio formado por Tomás Fernández y Esther Álvarez es famoso por su parrilla de carbón, a la vista de los comensales.
La carne que triunfa en Alameda y que hace a Berasategui peregrinar a su comedor cada año viene precisamente del País Vasco, pues su proveedor habitual es el ganadero Luismi Garayer, especializado en cortes de vaca vieja. "Es el mejor chuletón que he comido en España", afirma Farley. El periodista además resalta las exquisitas cocochas de merluza cocinadas a la parrilla, pura explosión de sabor al comerlas de un bocado. También goza de gran fama su amplia carta de vinos con referencias de unas 120 bodegas locales.
Plaza Félix Azpilicueta 1, Fuenmayor; tlf. 941 450 044. Precio aproximado 90 euros.
Imágenes | Deivid - Propias de los restaurantes