Llega el verano, época de asueto, de liberación, de vacaciones… y de estafas. Son muchos los españoles que durante el verano ponen rumbo a nuevos destinos o, simplemente, cambian unos días de aires y, como cada año, también se repiten movimientos de gente con pocos escrúpulos que aprovecha la coyuntura para estafar a los viajeros de una forma directísima: anunciando alojamientos que no existen, pero cobrando el importe íntegro de la estancia.
Como explican desde Genbeta, no es la primera vez que esto pasa, incluso a través de plataformas de reserva consolidadas como Booking, que ejercen de intermediarios entre el alojamiento y el cliente final, y donde hemos encontrado casos flagrantes en los últimos años.
Sin embargo, ninguno tan sonado y tan conflictivo como el que sucedió en 2023 a una familia madrileña que reservó un apartamento por 1.800 en la localidad coruñesa de Boiro, de la que se hizo eco La Voz de Galicia, y que se convirtió en una de las estafas vacacionales más llamativas de 2023, motivo por el que conviene refrescar la situación que se vivió y de la que dio testimonio Raquel Torres, la afectada, al propio periódico gallego.
El modus operandi de Booking ante estas estafas
El problema vino, principalmente, porque Booking había gestionado y asegurado una reserva, mientras que la usuaria no tenía ningún mail de confirmación ni respuesta por parte del alojador. Lo que no existía, como se acabó demostrando, es que no existía ni la casa ni el anuncio.
Por este motivo, Raquel Torres volvió a contactar a Booking y la empresa le dijo que no hay protocolos establecidos si no se contactaba con el dueño antes de llegar, recordando que que Booking actúa solamente si se presenta algún problema a la hora de recoger las llaves.
En este sentido, desde Booking advirtieron que, en caso de algún contratiempo a la hora de acceder el alojamiento, lo que sucedería sería que se encargarían de reubicar a la familia en un lugar "similar o mejor".
Lo que sucedió cuando la familia de Raquel Torres llegó a Boiro fue lo que los devastó. Comprobaron que la dirección del anuncio no pertenecía a una casa alquilada, sino a la vivienda en propiedad de una familia que la utilizaba todo el año.
Cuando la comunicación se corta
Es en ese momento cuando Raquel Torres comprobó que el sistema de atención de Booking no iba a solucionar su problema. Tras hasta ocho llamadas distintas, le acabaron ofreciendo dos opciones de alojamiento que no se ajustaban a sus necesidades, todo ello explicando en La Voz de Galicia que "la comunicación se cortaba" tras explicar el problema, lo que supuso que estuviera tres horas intentando buscar una solución.
Para salir del paso, lo que decidió fue buscar otro alojamiento en la misma plataforma y por su cuenta, para llamar a Booking al día siguiente. Lo que obtuvo fue un alojamiento que ya no era el chalet prometido, sino un apartamento con un precio 600 euros superior al inicial, que debió adelantar confiando en la promesa de Booking de obtener un reembolso.
Una especie de fábula contemporánea donde tampoco faltaron los críticos a Raquel Torres, a la que advirtieron de que debía haber prestado atención a señales como que el precio era demasiado barato para el perfil de casa –lujosa y amplia– que había alquilado.
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