Distribuidos por las provincias de Cádiz, Córdoba, Huelva, Málaga y Sevilla, son más de una decena las localidades andaluzas que se apellidan 'de la Frontera'. Algunas son grandes ciudades como sucede con Jerez de la Frontera o municipios de sobra conocidos por su actividad turística como Chiclana de la Frontera o Conil de la Frontera.
Sin embargo, en el interior de la provincia de Cádiz encontramos más ejemplos como Arcos de la Frontera, Castellar de la Frontera, Jimena de la Frontera o Vejer de la Frontera. No está Cádiz sola, aunque sí es cierto que es la provincia donde más se concentran estos topónimos.
Ejemplos también aparecen en Málaga, como Cortes de la Frontera, así como en Córdoba con Aguilar de la Frontera o en Sevilla, donde aparece Morón de la Frontera, pero ¿por qué se apellidan 'de la Frontera' tantos pueblos de Andalucía y concentrados en un territorio relativamente pequeño ?
Las causas debemos encontrarlas a partir del siglo XIV, Reconquista mediante. Consagrada la frontera de Granada como un territorio histórico entre el Reino de Granada y las últimas conquistas integradas en la Corona de Castilla, como fueron los reinos cristianos de Córdoba, Jaén, Murcia y Sevilla, la situación bélica se estabilizaría bastante en torno al año 135o, cuando fallece el rey Alfonso XI.
De esta manera, la frontera entre los reinos cristianos y el último reino musulmán de la península se mantendría más o menos estable casi otro siglo y medio más. Durante ese período, como es evidente, muchas localidades se acabarían rebautizando o refundando, razón por la que en la cristianización o castellanización de algunas de estos pueblos o ciudades se incluyó el apellido 'de la Frontera' a esas localidades que se irían conquistando desde el siglo XIII en adelante, cambiando su nombre.
Es lo que sucede por ejemplo con Morón y Aguilar, conquistados en 1240, o con Jerez y Arcos de la Frontera, ya en el año 1264, muy próximos a la conquista de Conil (1265). Convertida en una guerra táctica, podríamos pensar que el resto de los pueblos 'de la Frontera' caerían en años siguientes. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Chiclana se conquistaría en el año 1303 y otros pueblos como Castellar, Jimena o Cortes ya se conquistarían bien entrado el siglo XV.
De aquella época quedan estos vestigios toponímicos que, en otras partes de Andalucía e incluso en Extremadura, también existen, solo que en este caso se refieren a los límites con Portugal como sucede con los municipios onubenses de Rosal de la Frontera y de Palos de la Frontera o ya en Badajoz con el ejemplo de Oliva de la Frontera.
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