Nunca fueron los reyes, reinas y distintos monarcas –sin importar el país– de pasar penurias. No, al menos, más de las necesarias. Por eso, son muchos los ejemplos que encontramos por toda Europa de residencias de verano en las que, para solaz real, acababan pasando sus vacaciones.
Todo el mundo tiene derecho a descansar, imaginamos. Tanto como para querer cambiar de aires y, en general, evitar zonas muy tumultuosas, abarrotadas o especialmente calientes. Nobleza obliga, ya sabemos, y por eso no es de extrañar que cuando comenzase el estío, fueran muchas las casas reales que ponían pies en polvorosa y abandonaban sus palacios de invierno para descansar en residencias estivales.
Nosotros poco o nada tenemos de realengo, pero hemos de agradecer que aquellas costumbres hayan permitido aumentar el patrimonio arquitectónico e histórico de muchas de nuestras ciudades. Muestras de residencias reales de verano encontramos por doquier en Europa. Algunas son muy conocidas, otras no tanto, pero referencias no faltan.
Veraneo real: las grandes residencias de verano de la monarquía europea
Es el caso del Palacio de Balmoral, en Escocia, adquirido por la reina Victoria y el príncipe Alberto en 1852, que sigue siendo el retiro estival favorito de la familia real británica, ofreciendo tranquilidad en las Highlands escocesas.
Ya en desuso real, pero visitable, el Palacio de Sanssouci en Potsdam, Alemania, sirvió como residencia veraniega del rey Federico el Grande de Prusia. Construido en estilo rococó entre 1745 y 1747, su nombre, que significa "sin preocupaciones", refleja el deseo de escape y relajación del monarca, rodeado de hermosos jardines y viñedos.
En Suecia, el Palacio de Drottningholm se mantiene como la residencia de verano de la familia real sueca. Situado en una isla del lago Mälaren, fue construido en el siglo XVII y está rodeado de jardines barrocos y parques paisajísticos. En Grecia, el Palacio de Achilleion en Corfú, construido en 1890 para la emperatriz Isabel de Austria, es una joya arquitectónica con vistas al mar Jónico, utilizado como residencia de verano por la familia real griega antes de que el país se convirtiera en una república.
Antes de la Revolución Rusa, la familia Romanov disfrutaba de sus vacaciones en el majestuoso Palacio de Peterhof, conocido como el "Versalles ruso". Fundado por Pedro el Grande en el siglo XVIII, este impresionante complejo a orillas del Golfo de Finlandia es famoso por sus fuentes y jardines esplendorosos, reflejando la opulencia y el poder de la dinastía rusa.
Las vacaciones de la realeza española: de Santander a Aranjuez
Como no podía ser de otro modo, los reyes de España también han disfrutado de diversas residencias veraniegas en lugares emblemáticos que combinan belleza natural y arquitectura majestuosa. Entre estos destinos, Santander y San Sebastián han sido particularmente populares.
En Santander, la Magdalena fue el refugio estival de Alfonso XIII, donde se construyó el Palacio de la Magdalena en 1912, una edificación que refleja el esplendor de la época y las necesidades de la realeza para escapar del calor veraniego. San Sebastián, con su brisa marina y playas doradas, también atrajo a la familia real. La reina María Cristina convirtió esta ciudad en un lugar de veraneo al establecer su residencia en el Palacio de Miramar a finales del siglo XIX, un edificio con vistas espectaculares al mar Cantábrico.
Santander, El Pardo, Donosti, Aranjuez, Mallorca… Los lugares de veraneo de la Casa Real española han sido muy variados
El Real Sitio de La Granja de San Ildefonso, cerca de Segovia, es otro ejemplo destacado. Felipe V, el primer Borbón en el trono español, mandó construir el Palacio Real de La Granja en el siglo XVIII, inspirado en el esplendor de Versalles. Rodeado de frondosos jardines y fuentes ornamentales, este palacio sirvió como un refugio fresco y tranquilo para la realeza durante los calurosos meses de verano. La belleza natural y el diseño elaborado de los jardines de La Granja han hecho de este sitio un lugar de gran importancia histórica y cultural.
Sin embargo, antes que Real Sitio de La Granja de San Ildefonso, los monarcas españoles ya habían puesto antes sus ojos en Aranjuez. Situado en el sur de la Comunidad de Madrid, se convirtió en un destino vacacional esencial para los monarcas españoles. La elección de esta localidad se debió en gran medida a su ubicación estratégica a orillas del río Tajo y a su clima agradable.
Los Reyes Católicos fueron los primeros en mostrar interés por Aranjuez, pero fue Felipe II quien verdaderamente transformó el área al encargar la construcción del Palacio Real en el siglo XVI. Este palacio, con su elegante arquitectura renacentista y sus vastos jardines, ofrecía un entorno ideal para el descanso y el esparcimiento.
Ya los Reyes Católicos pusieron sus ojos en esta ciudad en la vega del río Tajo.
Hoy convertido en destino turístico con una gran variedad de actividades y lugares de interés para los visitantes, Aranjuez es un planazo para escapar de Madrid en verano. Como es lógico, una de las principales atracciones es el Palacio Real de Aranjuez, un majestuoso palacio donde puedes recorrer sus lujosos salones, decorados con muebles de época, pinturas y tapices, y aprender sobre la historia de la realeza española.
Además, los jardines del palacio son famosos por su belleza y diseño. El Jardín del Príncipe, el Jardín de la Isla y el Jardín del Parterre son espacios verdes que invitan a pasear y relajarse, rodeados de fuentes, estatuas y una vegetación exuberante.
Otra actividad imprescindible en Aranjuez es un paseo en barco por el río Tajo. Esta experiencia te permite ver la ciudad desde una perspectiva diferente, disfrutando de sus paisajes ribereños y de la tranquilidad del agua. Los paseos suelen incluir una explicación sobre la historia y los puntos de interés a lo largo del río. Asimismo, puedes visitar la Casa del Labrador, una elegante villa de recreo construida en el siglo XVIII que ofrece un vistazo al lujo y el estilo de vida de la realeza. Sus interiores, ricamente decorados, y sus jardines circundantes son un testimonio del refinamiento de la época.
Para los amantes de la cultura y la gastronomía, Aranjuez cuenta con diversos restaurantes y bares donde se puede degustar la cocina local, famosa por sus fresas y espárragos. El Mercado de Abastos es un lugar ideal para probar productos frescos y típicos de la región.
Además, el Teatro Real Carlos III, uno de los teatros más antiguos de España, ofrece una variada programación de espectáculos y es un lugar perfecto para disfrutar de una noche cultural. Aranjuez también es conocido por su Festival de Música Antigua, que atrae a músicos y aficionados de todo el mundo. Con su rica historia, belleza natural y vibrante vida cultural, Aranjuez es un destino que ofrece algo para todos los gustos.
Imágenes | Turismo de Madrid