Nadie quiere tener malos olores en la cocina, pero el hedor proveniente del congelador es especialmente molesto: al fin y al cabo, no esperamos que nada almacenado a temperaturas bajo cero cobre vida. Pero, quizás precisamente por esto, los malos olores en esta parcela de la nevera son especialmente frecuentes.
La temperatura ideal para un congelador es de -18º centígrados (0º Farenheit), a partir de la cual bacterias, levaduras y mohos se vuelven inactivos, los alimentos bien conservados y los olores bajo control. El problema es que, por encima de esta temperatura, los microbios pueden reactivarse, pero la comida sigue congelada.
En cuanto la temperatura pasa de los -18º corremos el riesgo de almacenar alimentos que creemos en buen estado y no lo están. Los malos olores son molestos, pero son útiles para identificar un error en la congelación. Un aviso de que debemos limpiar nuestro congelador, retirar los alimentos que no están en buen estado y empezar de nuevo.
Congelar correctamente
Los olores también se transfieren entre alimentos si estos no están correctamente empaquetados. Todo lo que vaya al congelador debe almacenarse en un recipiente hermético, pues de lo contrario, además de provocar malos olores, se producirán lo que conocemos popularmente como quemaduras causadas por el frío.
Estas quemaduras son fácilmente identificables, por su color grisáceo-marrón, que es causado por el aire en contacto con los alimentos. Aunque no son peligrosas –si la temperatura era correcta, seguirá sin haber bacterias–, echan a perder las características organolépticas de los alimentos.
Para evitar esto, debemos usar siempre recipientes herméticos, bolsas de congelación o, mejor aún, bolsas de vacío, las más seguras, pues provocan cualquier contacto con el aire, alargando la vida útil de los alimentos.
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Nunca debemos congelar los alimentos en las bolsas que nos dan en la carnicería o pescadería, que no suelen ser herméticas. Tampoco envolviendo estos en papel film de cualquier manera, pues se rompe muy fácilmente en cualquier movimiento, dejando expuesto el alimento.
Esto aplica también a los hielos: las cubiteras deben tener tapa, la única forma de evitar que el hielo coja malos olores, que arruinarán cualquier bebida a la que echemos estos.
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5 pasos para limpiar el congelador
Por muy cuidadoso que seas, puede haber un momento en que tengas que enfrentarte a una limpieza a fondo del congelador.
Hay muchas razones por las que la temperatura del congelador puede descontrolarse: si nos dejamos un rato la puerta abierta, si se va la luz un tiempo (algo de lo que podemos no darnos cuenta), si el congelador es antiguo y no funciona correctamente, si se derrama algo…
Y, en cuanto tengamos la certeza de que la comida ha pasado un tiempo por encima de los -18º C, o identifiquemos malos olores, lo sensato es proceder a una limpieza completa. Para ello, lo mejor es seguir estos cinco pasos:
1. Vacía el congelador
Hazte con una nevera portátil y hielo, para guardar correctamente la comida que siga en buen estado –o, mejor, pide a un vecino o familiar que conserve la comida en su congelador–. Descarta cualquier alimento con quemaduras o cuya fecha de congelación desconozcas. La congelación alarga la vida de los alimentos durante meses, pero no durante años. Aprovecha la ocasión para deshacerte de toda comida sobre la que tengas dudas, no sabes cuándo será la próxima vez que limpies el congelador.
2. Apaga el congelador
Antes de proceder a la limpieza del congelador lo ideal es apagarlo y esperar que se descongele por completo. Esto es esencial para eliminar el hielo que pueda quedar incrustado, que una de las fuentes más frecuentes de malos olores (pues no suele ser solo agua).
3. Limpia el interior
Una vez se ha descongelado la cubeta, y hemos retirado todo el líquido sobrante, debemos limpiar a fondo el interior del congelador con agua tibia y bicarbonato de sodio. También puedes usar vinagre o algún producto desinfectante, aunque el agua y el bicarbonato suelen ser suficientes.
4. Elimina los olores
Si sigues notando malos olores, puedes poner un bol con granos de café o más bicarbonato en el interior, cerrar la puerta y esperar una hora. Este absorberá todos los malos olores que puedan quedar en el congelador.
5. Vuelve a colocar todo correctamente
Una vez que el congelador está en perfecto a estado enciéndelo de nuevo y coloca la comida que has logrado conservar. Asegúrate, claro, de que todo lo que metas está bien sellado y fechado.
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