La falta de espacio es una de las constantes de las viviendas en la mayoría de ciudades, y la cocina no es una estancia mucho más afortunada que el resto en este sentido.
De este modo, aprovechar todo el espacio que brinda la cocina resulta fundamental para la mayoría de familias hoy en día, y no solamente a nivel de almacenamiento y de zonas de procesado de alimentos, sino también a nivel ambiental.
Por ello, una de las formas de aprovechar al máximo el espacio de cualquier estancia es hacerlo a través de la iluminación y el color de la estancia porque sí: influye, y mucho, en la percepción del espacio el color del que está pintada la estancia.
El poder del blanco
El blanco es un color que, pese a no aportar ningún relato en torno a la ambientación del espacio, tiene una rápida ventaja frente al resto de colores de la paleta: engrandece los espacios y aporta (y refleja) mucha luz.
Por ello, el blanco es el mejor color para que cualquier cocina, por pequeña que sea, arañe unos centímetros a la percepción óptica de quien penetra en ella.
El blanco es el color que más refleja la luz, ya que tiene hasta un 80% de capacidad reflectante, dando la sensación de unos techos más altos y unas paredes más alejadas. Además, este color permite jugar con los detalles y hacer que estos tomen el verdadero protagonismo y estética del lugar.
Lo mismo sucederá con alicatados a base de cenefas sutiles e imperceptibles: contribuirán a engrandecer el espacio de un modo natural e innato, así que no hay que descartar los azulejos blancos en ningún caso.
La magia de los colores fríos
En general, los colores más fríos de la paleta consiguen crear la ilusión de que las estancias se perciban más grandes y, sobre todo, más profundas de lo que son. Esto es así gracias a que tiene un efecto de empequeñecer y alejar los objetos.
Por el contrario, los colores fríos, empequeñecen y alejan los objetos, creando la ilusión de que, en este caso, las paredes se alejan, haciendo las estancias visualmente más grandes.
Los tonos fríos con muy poca saturación logran este efecto, de modo que son perfectos los azules muy claros y los grises muy sutiles. También los verdes aguamarinas y los lilas muy claros.
En conjunto, se trata de apostar por gamas de azules, verdes, lilas y violetas y de grises azulados y verdosos. Estos colores son garantía de éxito en lo que a redimensionar el espacio se refiere.
Subir el tono
Para cocinas con iluminación natural, es posible subir el tono de los colores empleados y seguir consiguiendo un efecto óptico de amplitud y de espacio diáfano.
Si, por muy pequeña que sea, en la cocina sobre la que se está decidiendo hay, por ejemplo, ventanas que permitan el paso de la luz del día, es posible subir el tono y apostar por colores algo más sólidos.
Por ejemplo, se puede continuar jugando con tonos de verde, azul y gris algo más subidos y densos, siempre sin resultar opacos totalmente, de manera que el ojo seguirá percibiendo la amplitud de la sala.
Los colores claros
Más allá de estos colores, las tonalidades más claras son las que más contribuyen a dar sensación de espacio porque ahondan en esta sensación de espacios anchos y altos.
En este sentido, los amarillos y cremas, siempre en tonos muy sutiles, multiplican los metros de cualquier cocina a la vez que permiten matener su calidez que tantos ansían intacta.
Este tipo de colores contribuyen a ofrecer espacios menos agobiantes y más despejados, lo que rema en la misma dirección de lograr estancias aparentemente mayores.
Pintar solo algunas paredes
Siguiendo de la mano del color, otro truco para hacer que la cocina parezca más grande de lo que realmente es pasa por pintar solamente algunas de sus paredes, elegidas estratégicamente.
Esta técnica permite forzar un efecto óptico en el sentido de hacerla parecer más larga, alta o ancha.
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No hay que olvidar que en esta intervención también es importante seguir basándose en los colores más fríos de la paleta u optar siempre por tonos muy claros y lo menos saturados posible.
Fotos: Mark McCammon/Pexels, Curtis Adams/Pexels, Houzlook.com/Pexels, y Foto de Max Rahubovskiy/Pexels.
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