La belleza de un ramo o de cualquier planta con flores depende, en gran medida, de su mantenimiento. Eliminar las flores que están marchitas es la estrategia básica para que se vean siempre bonitos.
Asimismo, la eliminación de las flores que sean puesto mal también tiene otros motivos muy razonables. El primero de ellos es, obviamente, que un ramo o planta con flores podridas en su interior no puede llegar a verse bello, ya que estas entorpecen totalmente su percepción global.
El segundo motivo pasa por una razón de higiene: eliminar las flores marchitas garantizará que se estén ahuyentando y previniendo las plagas, que son especialmente voraces con las flores en descomposición.
También, lo que nos obliga a eliminar cualquier signo de podredumbre de las flores y las hojas, ya sea en la zona aérea o en la tierra, le he reportará a la planta una mayor higiene global y bienestar que garantizará su supervivencia. Al fin y al cabo, ¿a quién le gustaría convivir con restos mortecinos a su alrededor?
Otro motivo para eliminar este tipo de flores reside en el hecho que la poda activa la planta y da lugar a una mayor floración al entender esta que ya no están las flores que produjo en un primer momento y que se tiene que regenerar. Cuando se poda una flor marchita, esto tiene un gran efecto en la planta que resurge y reactiva su floración.
Los métodos
La poda puede realizarse con utensilios tan sencillos como unas tijeras de pequeñas dimensiones, actuando en la base de la flor, o donde el tallo topa con el siguiente nivel de hojas.
Otra opción para aquellas personas que no dispongan de utensilios, es usar sus propias manos y deshacerse de las flores marchitas que fácilmente se desprenderán el tallo principal de forma que no causen ningún estropicio.
El momento para iniciar la poda empieza cuando las hojas se están volviendo marrones o directamente cuando estas han caído al suelo, y entonces ya no es poda, sino que es una limpieza del sustrato para prevenir que se pudra.
Geranios, rosas y lirios
Las flores se pueden cortar individualmente o bien en racimos, como es el caso de los geranios donde crecen agrupadas. En esos casos, habrá que realizar una incisión en la zona del tallo que colinda con las hojas en sentido contrario al del crecimiento.
En los rosales, los expertos aconsejan cortar justo debajo de la flor, no debajo de las hojas más próximas como se tiende a creer. Esto estimulará una floración más rápida.
Las pequeñas flores en maceta se tienen que cortar por la zona del pedículo que la une al tallo principal para seguir estimulando que broten nuevas florecillas.
Las flores como los lirios que tienen un tallo muy espeso deben cortarse íntegramente con cuidado de no afectar la zona del bulbo que tiene que generar nuevos brotes.
Foto | Ahmed/Pexels y Claudia Barbosa/Pexels.
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