Las sillas blancas de jardín son un clásico de las apuestas de exteriores y se pueden encontrar en cualquier proyecto decorativo que se precie por su amplísima versatilidad.
Ahora bien, también es justo reconocer que estas sillas quedan totalmente amarillas y desteñidas bajo los rayos del sol que, a conciencia, va arrancándoles su valor inmaculado, y por su uso intensivo.
Pero para buena noticia de todas las sillas del mundo existen una serie de pasos a seguir para devolverlas a su estadio inicial y que sigan luciendo como lo que son: un verdadero hito del diseño industrial.
En este caso, hay que preparar una zona para ponerse a fondo con la limpieza de las sillas sin afectarlas ni al entorno vegetal. Acto seguido, lo más importante es dotarse de una solución limpiadora a base de agua y vinagre de limpieza en una proporción de uno y tres tercios, respectivamente.
Hay que pulverizar esta solución sobre la silla y no olvidar de dejar actuar durante unos 15 minutos a media hora para que hagan el efecto deseado en la silla.
Pasado este rato, hay que repasar la zona con una esponja, repitiendo el proceso en aquellas partes más manchadas o perjudicadas.
No obstante, el segundo paso consiste en espolvorear bicarbonato sobre un cepillo de dureza media y frotar este contra la silla para activar el poder abrasivo de este ingrediente básico de la limpieza.
Después hay que retirar este producto con un paño húmedo para asestar el último golpe: el blanqueamiento con lejía de oxígeno, un producto disponible en droguerías.
Con guantes, hay que disolverla en agua, remover y aplicarla con una esponja, dejándola actuar 15 minutos. Para aclararla se puede usar un paño de microfibra o hacerlo directamente con la manguera.
Foto | Mike van Schoonderwalt/Pexels
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