Con una tupida y abundante floración, las hortensias son ideales para decorar cualquier rincón del jardín con un toque de alegría. Sus colores rosas, azules, violetas y blancas son capaces de atraer todas las miradas.
Los cuidados básicos (el riego, básicamente) son esenciales, de entrada, para garantizar que la planta eche sus flores y que estas sean abundantes.
Más allá, existen algunas posibilidades para hacer que la planta sea todavía más explosivas sin demasiado esfuerzo y sin gastar mucho dinero.
Abono
El abono es es mejor aporte que se les puede hacer a estas flores, ya que regenera la estructura de la propia planta y le da capacidad para retener los nutrientes y el agua.
En concreto, hay que abonar un aporte durante la siembra e ir renovando cada primavera.
Abono orgánico
Más allá de que el abono sea un paso esencial, la hortensia se beneficiará enormemente de un fertilizante orgánico que termine de darle un empujón a la floración.
Esto es, incorporar a la planta ingredientes naturales como los posos de café, tan ricos en nitrógeno, fósforo y potasio. Basta con espolvorearlo y regar para que los nutrientes pasen a las raíces.
Frescura
El mantillo contribuye a preservar la frescura del suelo, de la que se benefician enormemente estas plantas, amantes de este confort en su parte baja.
Un mantillo de pizarra hará que el suelo termine calentándose, así que lo mejor es que este sea orgánico, siendo el ideal el integrado por hojas muertas, que al descomponerse, mejoran la capa de humus y crean nutrientes, además de aportar acidez.
Otra opción para conseguir ese cometido es plantar pequeñas plantas en la base de las hortensias, para contribuir a generar esta atmósfera fresca.
Además, esto creará una bonita escena floral llena de ventajas para estas particulares plantas.
Foto | Daniele La Rosa Messina/Pexels
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